En
Colombia, según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal, entre enero y
abril de este año han sido abusadas sexualmente 6.085 niñas menores de edad y
han sido asesinadas otras 33.
A
Diana Tatiana Rodríguez, de 10 años de edad, la Policía la encontró muerta y
amarrada de pies y manos el sábado pasado, cerca a la orilla del mar, en el
barrio Juan XXIII, de Buenaventura (Valle del Cauca).
Su
cadáver, además, tenía rastros de abuso sexual y, según las primeras pesquisas
de la Fiscalía General, el responsable sería un tío de la niña a quien este
miércoles, en audiencia de imputación de cargos, el juez le imputó el delito de
feminicidio agravado.
Sin
embargo, este no es el único caso. En Colombia, según cifras del Instituto
Nacional de Medicina Legal, entre enero y abril de este año han sido abusadas
sexualmente 6.085 niñas menores de edad y han sido asesinadas otras 33.
Esto
quiere decir que en Colombia cada día violan a 55 niñas, mientras que cada 3,3
días una es asesinada.
Si
se quisiera entrar en calificativos, se podría decir que las cifras, por lo
menos, resultan dantescas para la infancia colombiana y es un reflejo de que
esta población, pese a múltiples campañas y esfuerzos, sigue siendo vulnerable
en el país.
Para
Ximena Norato, directora de la Agencia Pandi –entidad dedicada a velar por la
protección de los niños–, este panorama es fiel reflejo de que “seguimos siendo
un país en donde la niña, y luego la mujer, es vista y tratada como un objeto
sin derechos”.
Además,
Norato expresa que dadas esas ausencias, el abuso sexual en el país sigue como
una de las formas de violencia más severas contra las mujeres. “Son las niñas,
con el 80 % de los casos, las principales víctimas”, agrega Norato, citando las
cifras de Medicina Legal.
Un
recuerdo doloroso
El
nombre de Yuliana Samboní volvió a estar ayer en la agenda del país, por cuenta
del testimonio de su verdugo, Rafael Uribe Noguera, quien debió rendir
testimonio ante la justicia en el caso que se lleva contra sus hermanos,
Francisco y Catalina, por presunto encubrimiento del crimen.
En
su declaración revivió los momentos posteriores a la violación y asesinato de
la niña, ocurrido en diciembre de 2016, en Bogotá, recordando cómo ocultó el
cadáver y la ropa que llevaba la niña.
“Alzo
el cuerpo de Yuliana y voy y lo escondo. El piso estaba muy engrasado con
aceite y tomo un trapero de la cocina y trato de limpiar”, resaltó el hoy
condenado a 58 años de prisión –la pena más alta–, tras explicar que sus
hermanos lo llamaron y buscaron con insistencia, con el objetivo de dar con el
paradero de la menor de edad, confiando en que estuviera con vida, pues según
Uribe Noguera, sus hermanos confiaban en que la niña estuviera viva y, en el
caso de Francisco, le decía que “ojalá esa niña aparezca”.
¿Qué
está pasando?
Aunque
desde diversas instancias gubernamentales y privadas se han adelantado campañas
contra la violencia, las cifras demuestran que no han sido fructíferas.
Carlos
Charry, doctor en Sociología de la Universidad del Rosario, señala que este
panorama de violencia contra las mujeres es, de una u otra manera, una
radiografía del modelo de sociedad patriarcal que tenemos.
“Lamentablemente
muchos hombres siguen viendo a la mujer como un sujeto inferior, y esa supuesta
superioridad es la que los hace considerar que las mujeres no merecen respeto,
incluso llegando a verlas como que sus vidas no valieran”.
Sobre
esto, Luz Alcira Granada, directora de Incidencia Política de Save The Children
en Colombia, sostiene que además de las campañas y los mecanismos de prevención
que se puedan establecer y promover en el país, la justicia debe aplicarse “sin
dar espacio a la impunidad, recordando que en delitos como el abuso sexual
cometido contra niños, niñas y adolescentes no debe aplicarse reducción de
penas ni subrogados de ley” y así las penas, como sucedió en el Caso de Uribe
Noguera, lleguen a ser de hasta 60 años.
Ahora,
vale la pena revisar el informe publicado ayer por Save The Children, el cual
muestra que en América Latina y el Caribe, cada día 70 niños y niñas mueren por
la violencia, dejando en evidencia que, pese a que Colombia sufre este flagelo,
no es un fenómeno que sea ajeno en otras latitudes.
Tomado
de Periódico el universal