Miles de indígenas avanzaron este miércoles sobre una militarizada
ciudad de Quito en protesta contra los ajustes económicos que encarecieron los
combustibles
Un río de manifestantes marchó en dirección al centro de la ciudad donde
se encuentra la desocupada sede presidencial, mientras más adelante grupos
menos numerosos de estudiantes y trabajadores se enfrentaron a piedra con la
policía, que respondió con gas lacrimógeno.
Los choques de momento no alcanzan a los indígenas, que a su paso
reciben aplausos y bolsas de agua desde los balcones.
"Nos tiene aquí la indignación ecuatoriana contra el paquetazo",
señaló Gonzalo Espín, dirigente de los indígenas de Cotopaxi (centro).
"Mientras no desista, seguiremos aquí", advirtió.
Moreno sigue el minuto a minuto de la crisis desde Guayaquil, adonde
trasladó la sede del gobierno el lunes ante el acoso de los indígenas que
fueron llegando a Quito desde el interior. Las Fuerzas Armadas, movilizadas en
el marco de un estado de excepción, se mantienen leales al gobierno.
El presidente abrió la puerta del diálogo con la mediación de la ONU y
la Iglesia católica.
Sin embargo, los indígenas exigen como condición que el gobierno desista
de eliminar los subsidios que condujeron al alza del precio del diésel y la
gasolina hasta en 123%.
El presidente "está gobernando solo con las recetas del Fondo
Monetario Internacional, de las cámaras empresariales. Y es lo que rechaza
el pueblo ecuatoriano", sostuvo el líder indígena Salvador Quishpe.
Moreno no quiere dar marcha atrás en su política, y ofrece a cambio
liberar más recursos para los indígenas afectados por el aumento generalizado
de precios que en teoría origina el alza de los combustibles.
Castigado por un alto endeudamiento y la iliquidez de su dolarizada
economía, Ecuador pactó en marzo un programa de préstamos con el FMI que
alcanza los 4.203 millones de dólares.
Solo fue hasta la semana pasada cuando Moreno dio a conocer el lado más
duro del ajuste que también prevé reformas tributarias, así como laborales que
afectan a los empleados públicos.
Los indígenas representan el 25% de la población ecuatoriana de 17,3
millones.
- Centenas de heridos y detenidos -
El despliegue de los militares y la medida de excepción han sido
insuficientes para contener la crisis, la más grave desde la caída del entonces
presidente Lucio Gutiérrez en 2005.
El martes se produjeron nuevos y violentos enfrentamientos. Un grupo de
indígenas alcanzó a ocupar el Legislativo antes de que fuera desalojado por los
uniformados.
A raíz de ello, el gobierno restringió el tránsito nocturno alrededor de
instalaciones estratégicas como ministerios, puentes y antenas de comunicación.
En la primera semana de manifestaciones la Cruz Roja atendió a 122
heridos en las manifestaciones. El gobierno también reporta unos 700 detenidos.
Las protestas alcanzaron a la industria petrolera. Varios pozos en la
Amazonia fueron ocupados por manifestantes, lo que generó una caída del 31% de
la producción ecuatoriana, estimada en 531.000 barriles por día.
- Moreno vs. Correa -
Moreno culpa de la agitación social a su antecesor y exaliado Rafael
Correa.
Según el mandatario, Correa intenta derrocarlo en alianza con el
gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
En el centro de una ofensiva diplomática y económica, Maduro se burló al
señalar el martes que esa acusación es tan insólita como decir que puede
derrocar gobiernos con tan solo mover su bigote.
En Bélgica, Correa dijo el miércoles que sería candidato si es necesario
tras plantear el adelanto de elecciones ante la que describe como "grave
conmoción social". El exmandatario vive en ese país de donde es su esposa.
Correa, que enfrenta una orden de captura en Ecuador por un delito que
le endilga la fiscalía desde antes de que estallaran las protestas, negó sin
embargo que esté alentando el golpismo.
Lo cierto es que "tenemos un problema muy serio de desajuste de la
economía. Los precios de los combustibles es (un tema) muy complejo que ningún
gobierno lo ha tocado en 15 años. Si es que el gobierno cede, se verá obligado
a endeudarse mucho más", señaló a la AFP Simón Pachano, politólogo de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Estados Unidos, la Secretaría General de la OEA y siete países
latinoamericanos encabezados por Brasil, Colombia y Argentina cerraron filas en
torno a Moreno.