El proceso es incluso más barato que el que sería necesario
para utilizar madera y el diseño es más práctico y más duradero. El tamaño de
la empresa es tan importante que se estima que esta idea evita que se talen 200
millones de árboles anuales, ya que la industria de los palets se utilizan en
todo el mundo.
La tecnología fue desarrollada en la Universidad de
Wageningen y luego fue aprovechada por el empresario Michiel Vos, fundador de
CocoPallet.
La idea, sin embargo, no surgió en esa universidad. Uno de
sus profesores llamado Jan Van Dam encontró a un indonesio que le mostró la
idea, algo que nunca había visto antes, pero parece que es una técnica ya
utilizada en Indonesia.
Este producto no solo es reciclable fácilmente, sino que
además es muy abundante en Asia, donde
la producción de cocos es muy elevada y, ya sabes, es algo que ni siquiera se
come, así que resulta que mucha cáscara
de coco es tirada y desaprovechada anualmente.
De esa manera, el empresario comenzó a recolectar las
cáscaras de coco prácticamente gratis y comenzó a fabricar palets con ellas.
Sobre todo tienen un extra que los hace todavía más
increíbles: son resistentes al fuego. Imagina que se extendiera el uso de esta
materia prima y encontraras muebles, vigas de viviendas y otros elementos
fabricados con cáscaras de coco resistentes a incendios.