La Unidad Nacional para la
Gestión del Riesgo de Desastres se activa desde este momento el Plan Nacional
de Contingencia frente a la segunda temporada de lluvias y posible fenómeno La
Niña que tiene un 75% de probabilidad de ocurrencia para el último trimestre
del año.
Frente a este panorama, el país ha empezado su proceso de preparación para afrontar esta temporada de lluvias, que si bien es la época del año en donde más lluvias se presentan, para este 2020 viene con una condición especial y es que de acuerdo con los modelos internacionales y con el IDEAM existe un 75% de probabilidad de generarse un fenómeno de variabilidad climática conocido como La Niña, esto debido al enfriamiento del Océano Pacífico, tendencia que se ha venido registrando desde el mes de mayo.
De acuerdo con el -IDEAM, las lluvias en esta segunda temporada “se presentarán con valores por encima del promedio para estos meses, especialmente en las regiones Caribe, Andina y Pacífica, debido al enfriamiento continuo de las aguas del océano Pacífico tropical (…) incrementando así la probabilidad a un 75% de consolidación de un fenómeno de “La Niña” de categoría débil para los próximos meses”.
En este sentido, para este
mes de septiembre los pronósticos indican que se inicia una etapa de transición en donde las lluvias
empiezan a registrarse desde el Archipiélago de San Andrés y Providencia y la
30% de lluvias respecto a lo normal.
Para octubre y noviembre, se
espera también un aumento de lluvias entre 40 a 60% sobre lo normal frente a los
promedios climatológicos para el Archipiélago y las regiones Caribe y Andina.
Para las regiones de la Orinoquia y Pacífica se espera aumento de lluvias entre
30 y 40% sobre lo normal.
Se recomienda monitoreo
continuo en los niveles de los ríos y las quebradas, dado que el ascenso de los
niveles de las quebradas y los ríos puede ser súbita dependiendo de la
intensidad que presenten las lluvias, especialmente en zonas de montaña.
Igualmente, Implementar
herramientas asociadas a Sistemas de Alerta Temprana (Equipos de monitoreo y
alarma) así como mecanismos de alerta comunitarias en zonas de cuencas
hidrográficas susceptibles a la formación de avenidas torrenciales o crecientes
súbitas, ello con el fin de generar acciones de respuesta en caso de la
inminencia u ocurrencia de un evento de este tipo.