Una de las
drogas que utilizó el presidente Donald Trump como tratamiento para la covid-19
fue desarrollada utilizando tejido de feto humano pese a que su propia
administración, y los conservadores en el país, se oponen al uso de este tipo
de células en el desarrollo de medicamentos.
Se trata de
Regeneron, el cóctel de anticuerpos desarrollado por esta empresa para combatir
el coronavirus y que se le administró en tres ocasiones al presidente en esta
última semana.
Tras
recibirla, y decir que había contribuido a su recuperación, Trump la destacó
como un “milagro llegado de Dios”.
Más
controvertido aún, el año pasado (2019), su propia administración había
prohibido el uso de fondos federales para la experimentación con este tipo de
células, pese a que han sido utilizadas a lo largo de las últimas décadas en la
elaboración de vacunas y otro tipo de tratamientos.
Se trata de
un tema que siempre ha despertado polémica en EE. UU. y que ha variado
dependiendo del ocupante de la Casa Blanca.
La
financiación federal para experimentos con este tipo de células, por ejemplo,
fueron prohibidas en los años de la presidencia de George W. Bush, precisamente
por presiones de los opositores al aborto dado que las células provienen de
embarazos interrumpidos.
Pero fue
reautorizada cuando Barack Obama llegó a la presidencia en el año 2008.
De acuerdo
con la Casa Blanca, no obstante, el cóctel de anticuerpos recibido por Trump no
estaría violando las normas porque fue desarrollado utilizando una línea
celular que ya existía antes del 5 de junio de 2019 , cuando entró en vigencia
la norma.
Regeneron
sostiene que la línea celular en cuestión se originó de fetos humanos en
Holanda en la década de los 70 y que viene siendo utilizada desde entonces en
experimentos biomédicos.
Regeneron,
de hecho, aplicó esta semana para una licencia de la Administración de Drogas y
Alimentos (FDA) que les permitiría producir 2.000 dosis de la medicina en las
próximas semanas.
El cóctel es
una mezcla de dos anticuerpos. Uno es desarrollado utilizando ratones y en el
que no se utilizan células de feto. El otro es humano y su efectividad se
prueba creando un pseudovirus basado en la línea celular holandesa que viene de
abortos selectivos.
De acuerdo
con David Prentice - quien es vicedirector de un instituto que se opone al
aborto-, el tratamiento aplicado a Trump no plantea consideraciones éticas,
pues las células de feto se emplean para determinar si el anticuerpo es efectivo,
pero no para el desarrollo del producto final.