Sarah Milner, de 30 años, sacrificó su propia vida para salvar a su bebé después de recibir el desgarrador diagnóstico de que tenía una forma agresiva de cáncer de cuello uterino a las 21 semanas de embarazo.
Los médicos
habían aconsejado a la madre de tres hijos, de Stoke-on-Trent, Staffordshire,
que abortara su embarazo para recibir quimioterapia, pero la señora Milner dio
a luz a Louis el 1 de abril de 2020. El niño, su tercer hijo, nació
completamente sano.
Milner
recibe ahora quimioterapia para prolongar la vida y le dieron menos de dos años
de vida después de que el cáncer se extendiera por su cuerpo. "Tenía 21
semanas de embarazo y me diagnosticaron un cáncer de cuello uterino de primera
etapa, que me describieron como agresivo. Cuando escuché el diagnóstico no
podía creer que esto me estaba pasando realmente. No parecía real. Estaba
devastada", contó la mujer a la prensa.
"Debido
a la naturaleza agresiva del cáncer, los médicos me aconsejaron interrumpir mi
embarazo. Sin embargo, realmente no quería hacer eso. Quería tener a mi bebé
sin importar nada", expresó.
Luego fue
intervenida para extraer su útero, ovarios y algunos ganglios linfáticos, pero
las expectativas de vida son menores a las que tenía un año antes.
"Durante
todo el verano estuve recibiendo radioterapia para tratar parte del cáncer que
estaba en el canal linfático y luego, en octubre, me hicieron una exploración
que se esperaba que saliera bien", contó a medios locales.
"Recibí
los resultados del escaneo en noviembre. Se había encontrado otro bulto y el
cáncer se había extendido por todas partes", lamentó la mujer.
Sarah ahora
padece de la enfermedad en etapa 4. Aunque sabe que no queda mucho por hacer,
cumplió su sueño de traer al mundo a Louis, al costo de su propia vida.
"Mis hijos, Lily-Grace, que tiene nueve años, Bobbie, que tiene siete, y
Louis, se van a quedar sin su mamá", admitió Sarah.
Su pareja,
James, decidió proponerle matrimonio y de inmediato lo concretaron. Les donaron
el vestido y hasta pudieron escaparse a una mini luna de miel de un día. Sarah
está consciente de que su tiempo es limitado y su salud se deteriora
progresivamente.
"Quiero
dejar cosas especiales para los niños una vez que me vaya. Les escribo tarjetas
de cumpleaños para el futuro y tarjetas para otras ocasiones especiales como
bodas", explicó.
Fuente: El
Clarín