Andrea Cortés Guarín, de 26 años, es la primera mujer trans
en hacer parte de la Fuerza Pública en Colombia. Es patrullera de la Policía,
está estudiando Comunicación Social y su meta es, a través de su trabajo,
convertirse en una abanderada de los derechos de las mujeres y de la comunidad
LGBTI.
Andrea nació en Bucaramanga. Es la mayor de tres hermanas y
afirma con orgullo que fue su mamá, Jackeline Cortés Guarín, la que vio por
ellas y las sacó adelante.
De hecho, el apoyo y el cariño de su mamá fueron lo que la llevaron a reconocerse desde muy pequeña. “Aunque suena a frase de cajón, estaba atrapada en el cuerpo de Fabio Cortés, el nombre con el que me bautizaron cuando nací, porque era hombre, aunque yo me identificaba y me sentía como mujer”, relató con cierta nostalgia. Mi mamá muy adentro de su corazón sabía quién era yo”, cuenta Andrea, quien resalta que ella nunca la recriminó o le pidió que “se comportara como hombre”.
Andrea señaló que durante el bachillerato sufrió mucho por lo
que califica como su “condición”, y por las burlas a la que la sometían, aunque
aseguró que, por fortuna, logró afianzar una gran amistad con otro joven (hoy
mujer trans), con quien compartían sus tristezas, pero a la vez, con quien se
unían para enfrentar a quienes los maltrataban.
Al terminar su bachillerato, como todo ciudadano colombiano,
en ese momento Fabio tenía que definir su situación militar y se fue a prestar
servicio como auxiliar regular de la Policía.
“Cuando yo entré a prestar mi servicio militar como auxiliar
de la Policía, la Institución sabía que yo era homosexual. Esa condición hoy es
avalada y respetada en la Fuerza Pública”, señaló Andrea, quien cuenta que lo
único que le pidieron fue que se comportara de manera profesional.
Se incorporó a los 18 años como auxiliar regular, ese año y medio en el que Andrea estuvo como auxiliar le sirvió para descubrir su
vocación de servicio a la comunidad y se enamoró del trabajo que venía
desempeñando. También tomó dos grandes decisiones en su vida: seguir la carrera
de policía e iniciar su transición a mujer.
De hecho, a los 19 años, mientras estaba en la Escuela, a
mediados de 2015 empezó su tratamiento hormonal. “Mis compañeros para esa época
ya sabían que yo era homosexual. Fueron siempre muy respetuosos, no tengo queja
de ellos o de los instructores”, contó.
Andrea se graduó en enero de 2016 como el patrullero Fabio Cortés Guarín. Una psicóloga que evaluó a Andrea le sugirió que pusiera en regla sus documentos, y que lo hiciera legalmente cambiando su nombre.
“En un permiso viajé a Bucaramanga (en septiembre de 2017), y
fui a la Registraduría y cambié mi registro civil y mi cédula. Y regresé con
una contraseña que me identificaba como Andrea Cortés Guarín”, señaló.
Así, quien hasta ese punto era reconocido en la Fuerza
Pública como un patrullero, notificó a la Policía Nacional que a partir de ese
momento era Andrea Cortés, de sexo femenino, para que se hiciera los
respectivos cambios en su documentación.
La Policía le notificó que no podían aceptar el cambio de su
nombre y sexo porque cuando se incorporó a la institución lo hizo como hombre. Frente
a esta situación, ella decidió instaurar una tutela contra la Policía y tomó
contacto con una reconocida abogada trans que ha luchado en diferentes
instancias por los derechos de la comunidad LGBTI.
Y su gran triunfo se concretó en mayo del 2018, cuando el
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán le notificó a la Policía
Nacional que la debía reconocer el derecho al desarrollo de la libre
personalidad, la personalidad jurídica, la vida digna y la igualdad a Andrea
Cortés Guarín.
En la Policía acataron lo que dijo el tribunal y cambiaron
sus documentos. Ahora labora en la capital en una estación, en donde desarrolla
actividades administrativas.
Por eso desde su labor como policía quiere volcar su servicio
a defender los derechos de las mujeres en situación de vulnerabilidad, para
prevenir y combatir la violencia de género o la violencia intrafamiliar. Y, por
obvias razones, también quiere ser una abanderada de los derechos LGBTI.
Tomado de: El tiempo