Natacha menea su cola una y otra vez cuando siente el rugir de la moto, se sube y ubica las paticas en posición firme, dice Sebastían Mejía.
“Le enseñé desde cachorra, como cuando uno le enseña los hijos a montar en bicicleta. Cuando ella tenía 3 años vi que ya no se movía, era totalmente estable, y medio por experimentar y le puse la patica en el acelerador”, agrega.
Es la diva de las calles de Sabaneta y el Valle de Aburrá, por donde pasa se roba las miradas y también le piden fotos.
“Lo que es a mi hijo y a mí nos causó mucha impresión ver una cosa de estas, como única. Nos gustó mucho el video donde se ve conducir la moto”, comenta Clara López, habitante de Sabaneta.
A pesar de las críticas que ha suscitado, Sebastián asegura que nunca la ha maltratado y la considera su hija.
Aunque es consciente que el acto podría ser calificado como una imprudencia, dice que en siete años las autoridades nunca le han llamado la atención.
Tomado de: Blu radio