Grinch es el nombre del perro al cual decidieron brindarle una segunda oportunidad para vivir.
Randie
Semel, voluntario de Rescue Dogs Rock NYC y líder del equipo de Texas, dijo que
cuando Grinch llegó al refugio, en diciembre de 2020, su estado de salud era
deplorable, así como su condición física.
El
rescatista comentó que el canino no tenía pelo y su piel era gris. Además,
estaba cubierto de costras en la mayoría del cuerpo, lo cual lo hacía tener el
‘aspecto’ de una piedra.
“Parecía más
una estatua que una criatura viviente”, agregó Semel al medio ‘The Dodo’.
"No
solo no pudimos decir qué tipo de perro era, sino que, claramente, había estado
sufriendo durante bastante tiempo", explicó el rescatista.
Tras
evidenciar la crítica situación de salud, decidieron internar a Grinch en una
clínica veterinaria local. En el centro médico iniciaron tratamientos para
solucionar las afecciones en su piel y, de ese modo, dar paso al comienzo de la
recuperación.
En un
inicio, Grinch "era muy tímido y le tenía miedo a todos los que lo
rodeaban, además, se alejaba de otros perros", comentó Semel.
Sin embargo,
después de aceptar los medicamentos el perro fue trasladado a un hogar de paso
en el cual se encargaron de ayudarlo.
Con el paso
del tiempo comenzó a confiar más en las personas e, incluso, se convirtió en el
más juguetón y sociable.
“Le encanta
jugar a la pelota”, puntualizó Semel.
La
apariencia de Grinch y su estado de salud mejoraron de forma considerable. Se
supo, entonces, que este perro es una mezcla de pastor alemán y pastor belga.
En las
últimas semanas, Grinch fue trasladado a otro hogar de acogida, en el cual, al
parecer, encontró a la familia ideal.
El
trabajador de la fundación comentó que los cuidadores están “absolutamente
enamorados de Grinch, quieren adoptarlo”.
La historia
de Grinch demuestra que los animales maltratados pueden tener una segunda
oportunidad cuando se cambia el abuso por el amor.
Fuente: EL
TIEMPO