La vida de una pequeña bebita tuvo un trágico y abrupto final
a escasos dos meses de haber nacido, esto tras haber sufrido una sobredosis de
metanfetamina, la cual ingirió mediante la leche materna de su propia
progenitora.
Los lamentables hechos ocurrieron en Plymouth, Indiana, donde
Ashlee Rans de 26 años de edad, fue detenida por la policía y ahora enfrenta
cargos de negligencia por los que podría pagar una condena en prisión de entre
20 y 40 años.
Fue el pasado 19 de diciembre que la madre de la menor occisa
llamó al 911 para reportar que su bebé se encontraba inconsciente, alegando que
esto ocurrió porque se acostó encima de ella de manera accidental.
Tras el arribo de los cuerpos de auxilio, la bebé pronto fue
declarada muerta tras una lectura de sus signos vitales. Sin embargo, no fue
sino hasta hace unos días que se le practicó una autopsia al cuerpo de la bebé
y así se pudo determinar que la causa del deceso fue intoxicación por el
potente enervante.
Cuando se le confrontó con la evidencia que arrojó la
autopsia, la madre finalmente confesó haber consumido drogas dos semanas antes
del fallecimiento de su hija, aclarando que conocía los riesgos de que su leche
materna se contaminara con la sustancia.