Un hombre reconoció que mató de un disparo al cajero de una
gasolinera en Idar-Oberstein, oeste de Alemania, porque le solicitó que se
pusiera el tapabocas.
Según difundieron este martes medios alemanes, el hombre,
ahora en prisión preventiva, alegó ante el juez de instrucción que las
restricciones de la pandemia le habían afectado mucho y que de esta forma
quería dejar claro su hartazgo.
Las fuerzas de seguridad siguen investigando el caso,
tratando de dar con el origen del arma que empleó el autor confeso de los
hechos -que no tiene licencia- y revisando el material informático requisado en
el registro de su domicilio.
La reconstrucción de los hechos proporcionada por la Fiscalía
apunta a que el hombre, de 49 años, entró el sábado por la noche sin tapabocas
a la gasolinera para comprar un pack de cervezas.
Al llegar a la caja para pagar, el cajero, un joven de 20
años, le indicó que debía ponerse el tapabocas, conforme a las actuales
restricciones por la pandemia.
El hombre se marchó y volvió al poco tiempo, esta vez con
tapabocas y un revolver. Al llegar al mostrador con las cervezas se quitó el
tapabocas y cuando el joven le recordó la norma, sacó el arma y le disparó en
la cabeza. El joven murió en el acto.
El autor confeso de los hechos fue detenido el domingo por la
mañana en las instalaciones de la policía en Idar-Oberstein cuando, según las
fuerzas de seguridad, parece que iba a entregarse.
Los hechos han recibido la repulsa de la gran mayoría de
clase política nacional y junto a la gasolinera se han depositado numerosas
flores y velas en las últimas horas.
El diario "Tagesspiegel" informó de que en grupos
ultraderechistas y conspiratorios del servicio de mensajería Telegram se ha
aplaudido y justificado al autor confeso del crimen.