Mariam Nabatanzi nació en Uganda, un país del continente africano catalogado entre los más pobres del mundo.
En este lugar ocurre una aberrante
práctica que, lamentablemente, suele ser frecuente en diversos territorios: las
familias ofrecen a las niñas y adolescentes en matrimonio a cambio de ciertos
beneficios.
En África hay más de 130 millones de
niñas que han sido obligadas a casarse antes de cumplir los 18, un panorama
bastante alarmante si se estiman las cifras otorgadas por el Fondo de la
Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en proyección al año 2050: la entidad
pronostica que, para ese año, habría 310 millones de niñas en casamientos no
consentidos.
Esta fue la cruda realidad que vivió
Mariam Nabatanzi desde que tenía apenas trece años. En aquel momento fue
ofrecida a un hombre mayor y, desde entonces, empezó a concebir hijos.
En 1994 concibió unos gemelos, los
primeros de una larga lista de hermanos que se extendieron durante toda la
adolescencia y adultez temprana de Mariam.
A lo largo de su vida solo ha tenido
partos múltiples: concibe mellizos, trillizos y hasta cuatrillizos durante sus
periodos de gestación.
En total tuvo más de 16 partos y dio
a luz a 45 hijos. Seis de ellos fallecieron en diversas circunstancias.
Su último hijo, de tres años, fue el
único que nació solo.
Ella tuvo 16 niñas y 29 niños.
“Mariam presenta un caso de
hiperovulación, es decir: cuando una mujer produce y libera más de un óvulo en
cada ciclo menstrual de forma natural. Aunque ya no podrá tener más hijos, pues
un médico le cortó el útero desde adentro”, según relató a ‘The Sun’ el Dr.
Charles Kiggundu, ginecólogo del hospital Mulago, ubicado en Kampala, capital
de Uganda.
“A pesar de ser analfabeta soy capaz
de cuidar y criar a mis hijos y bueno, trato de confiar en la sabiduría práctica
que me ha dado Dios”, expresó Nabatanzi en conversación con ‘RT’.
Ella fue abandonada por su esposo y
ha criado a su numerosa familia por su cuenta.
“Saco dinero de aquí y de allá. Lavo
la ropa de la gente para sobrevivir y a pesar de que soy musulmana, he
aprendido a elaborar aguardiente casero para tener más ingresos. Recojo
hierbas, las proceso y las vendo e intento curar a las personas de sus
enfermedades”, agregó.
Aunque no se sabe casi nada de sus
hijos mayores, por ejemplo, de su primogénito, lo cierto es que Mariam lucha
para que sus hijos estudien y tengan un entorno en el cual puedan salir
adelante siendo felices.
Fuente: EL TIEMPO