Así recuerda Jean al hombre que intentó robarle 8.000 dólares
por teléfono. “Me detuvieron por conducir ebrio, abuela”, fue lo que le dijeron
del otro lado de la línea.
Una llamada sospechosa que, además, tenía un elemento que no
encajaba.
“Comienza a llamarme 'abuela' y, luego, digo 'no tengo un
nieto que conduzca', así que sabía que era una estafa”, declaró la mujer.
Tan pronto como detectó la mentira, le siguió el juego al
ladrón con múltiples llamadas en las que habló con varias personas y, en una de
las charlas, la mujer puso una trampa.
“Le dije que tenía el dinero en la casa y pensé que no iba a
caer en eso, pero, bueno, se enamoró de ese anzuelo”, añadió Jean.
Una respuesta tentadora para el delincuente, pero que no
contaba con un pequeño detalle: su víctima es una mujer curtida en el crimen,
puesto que fue operadora de la línea de emergencias 911.
Los delincuentes cayeron redondos y uno de ellos, que se
hacía pasar por un agente de finanzas, llegó a la casa de Jean para recoger el
sobre en el que creyó que iban los 8.000 dólares, pero en realidad estaba lleno
de toallas de cocina.
Segundos después, la Policía capturó al sujeto de 28 años.
Fue una modalidad de robo de la que se salvó Jean, pero fue una victoria con
sabor agridulce para ella.
“Sentí que lo atrapé, pero muchas personas caen en esto y
solo te enteras del otro lado, después de que han perdido su dinero”, declaró
la exoperadora del 911.
Jean espera que su testimonio evite futuras estafas, que,
según las autoridades estadounidenses, se han extendido contra los adultos
mayores.