La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) aprobó, entre críticas de la oposición política y del sector de la sociedad civil, el primer proyecto piloto de fracking en Puerto Wilches, en el departamento de Santander, según informaron este lunes organizaciones ambientales.
La zona que
ha sido autorizada justo en un momento en que se vive la incertidumbre causada
por la invasión rusa a Ucrania de la producción de gas y petróleo mundial
tendrá hasta 4,67 hectáreas y la actividad de fracturación será a 1,2
kilómetros de profundidad.
Por su
parte, Ecopetrol ha defendido con anterioridad que el proyecto busca «evaluar
los potenciales impactos ambientales derivados de la ejecución», y que tiene
contempladas «medidas para prevenir, mitigar, corregir y compensar posibles
impactos en los ecosistemas, la biodiversidad, los recursos hídricos, el suelo
y el aire, entre otros aspectos».
RECHAZO
La Alianza
Colombia Libre de Fracking denunció en un comunicado que «en medio de
irregularidades, protestas y amenazas, la ANLA aprueba licencia ambiental para
piloto de fracking de Ecopetrol», en un proceso de licitamiento ambiental
«inédito».
El proceso
se ha desarrollado «en menos de cinco meses, con numerosas voces de rechazo,
serios cuestionamientos al trámite y el aumento de los hechos de violencia en
el Magdalena Medio incluyendo amenazas de muerte que implicaron el exilio de
una activista de la región», detalla el comunicado de la alianza.
«Es
lamentable que un tema fundamental en materia energética no se haya debatido en
el Congreso de la República, donde los aliados del gobierno dilataron por
tercera vez consecutiva la discusión de los proyectos de ley para prohibir el
fracking y sea decidido por el Gobierno (de Iván) Duque, de afán, sin garantías
y a pocos meses de la posesión de un nuevo presidente», agregaron.
Al tiempo,
criticaron «el falso discurso de Duque que se vende en el extranjero como
defensor del ambiente al tiempo que acelera en Colombia proyectos de fracking
que generarían emisiones que sobrepasarían ampliamente los calificados como
‘ambiciosos’ compromisos del país en materia climática».
La noticia
también fue rechazada por el candidato presidencial de izquierda Gustavo Petro,
quien indicó en sus redes sociales que «el fracking es el mecanismo más
depredador pues acaba con el agua del territorio para continuar un sistema
económico basado en hidrocarburos».
«Puerto
Wilches tiene mucho mejor futuro en la agroindustria de pequeños y medianos
productores agrarios», aseguró en su cuenta de Twitter.
LUZ VERDE
Este
proyecto junto con otros pilotos recibió la aprobación del Consejo de Estado en
2019 con la intención de que se conviertan en una especie de «prueba» de las
consecuencias que podría tener el fracking en Colombia.
Este plan
contempla que se estudie el riesgo para los recursos ambientales e hídricos,
pero también el impacto que esta técnica tendría en las comunidades.
No obstante,
el proyecto Kalé ha sido aprobado «sin la participación amplia e informada de
las comunidades de Puerto Wilches y el Magdalena Medio, donde por más de 100
años se han sufrido las consecuencias de degradación ambiental y social
asociadas a la explotación de hidrocarburos de manera convencional», según
denuncian las organizaciones.
Duque ha
mantenido su promesa de que mientras él gobernara no habría fracking en
Colombia, algo que, técnicamente, puede llegar a cumplirse porque dejará el
poder antes de que el proyecto empiece a funcionar, aunque la decisión se ha
aprobado bajo su mandato.
La técnica
de fracturación hidráulica cuenta con un gran número de detractores, que
alertan sobre sus implicaciones ambientales, hidráulicas y sociales. Por el
contrario, sus defensores alegan que supone una solución para dar respuesta a
la creciente demanda de energía con recursos más limpios que el carbón.
El fracking
permite extraer el gas de esquisto, un tipo de hidrocarburo que se encuentra en
capas de roca a gran profundidad, por lo que se tiene que perforar la tierra
para después inyectar grandes cantidades de agua mezclada con químicos a alta
presión para lograr fracturar la roca y liberar el gas.