En las últimas semanas una ola de calor ha venido afectando a varios continentes, entre ellos, Asia. De hecho, China ha reportado una fuerte sequía provocada por dos meses de intenso sol, por lo que el gobierno se ha iniciado una campaña para generar lluvia artificial y dar solución, al menos por un tiempo, a las complicaciones del clima.
El
Ministerio de Recursos Hídricos de China lanzó la alerta máxima, debido a que
la cuenca del río Yangtsé (tercer río más grande del mundo) está muy afectada
por la sequía, lo que podría provocar daños en el agua potable de la población
rural, el ganado y el crecimiento de los cultivos.
En medio de
este contexto, el gobierno chino decidió enfrentar la temporada de sequía con
lluvia artificial. El proceso para hacer llover también se conoce como ‘siembra
de nubes’ y consiste en enviar cohetes con químicos al cielo para manipular el
clima.
Es un
proceso que busca modificar la cantidad o el tipo de precipitación, o sea, de
lluvia que cae en determinada zona, mediante la dispersión de sustancias en el
aire. El objetivo es aumentar la presión de las nubes para que éstas logren
soltar agua.
Se debe
tener en cuenta que, para producir lluvia artificial, lo ideal es que las capas
de nubes tengan de entre 2 a 3 kilómetros de grosor para que el resultado se
vea reflejado en el clima.
¿Cómo se
logra?
Se disparan varillas de yoduro de plata hacia las nubes, aunque sean muy pocas al momento de la dispersión, el compuesto químico actuará como una partícula higroscópica (capacidad de absorber la humedad), acelerando el proceso de acumulación de agua, que después caerá en forma de lluvia.
¿Qué dicen
los medios?
Los medios de comunicación en China han mostrado cómo el gobierno ya ha provocado la lluvia artificial en algunas regiones. Las imágenes muestran aviones gubernamentales lanzando las ‘bombas de lluvia’, principalmente en zonas de difícil acceso, para que la corriente de los ríos no disminuya.
¿Funcionó?
El pasado
miércoles, en la provincia de Hubei, centro del país, una intensa lluvia regó
la zona después de días donde el mercurio llegó a los 41 °C y los habitantes ya
no aguantaban el calor desbastador.
Fuente: EL TIEMPO