Seis de las diez mujeres víctimas del violador en serie Hernando Perdomo Cuenca, conocido como el ‘Depredador de Los Guaduales’, en el municipio de Pitalito, no solo vieron su rostro al momento de los ataques sexuales, sino que tuvieron la valentía y el coraje de enfrentarlo cara a cara en el juicio oral que terminó con una condena ejemplar.
“Surge diáfano que la información entregada
por las víctimas…durante las versiones que brindaron en desarrollo del juicio
oral sobre la apariencia, rasgos morfológicos y reconocimiento…no están
permeadas por alguna imagen preliminar que observaron…”, manifestaron los
magistrados del Tribunal Superior de Neiva, al resolver la apelación de la
sentencia condenatoria de primera instancia Juzgado Primero Penal del Circuito
con Funciones de Conocimiento Pitalito.
Las víctimas narraron las circunstancias de
cómo ocurrieron los hechos, cada una de ellas reconoció en la sala de audiencia
a Perdomo Cuenca como la persona que las accedió carnalmente, vulnerando así su
intimidad. El sujeto además las golpeó brutalmente, insultó y les robó sus
pertenencias.
“Malogró sus
vidas”, señalaron los togados del alto tribunal.
Perdomo Cuenca para llegar a sus víctimas se
desempeñaba como mototaxista en el Valle de Laboyos, se les acercaba, le
ofrecía su servicio para llevarlas a sus destinos y en el camino se desviaba y
las intimidaba, al parecer, con un arma de fuego o blanca. Todo ocurrió entre
julio del 2016 y marzo de 2017 cuando fue capturado. Así quedó demostrado no
solo con las declaraciones de las víctimas sino con las pruebas documentales y
técnicas recolectadas por los efectivos de la Sijin de la Policía en desarrollo
de la investigación.
Una de las
víctimas, menor de edad, recordó en el juicio que el 9 de julio de 2016 fue
violada por un sujeto que ejercía la labor de moto taxista, quien recogió en el
barrio Villa Café de Pitalito, la transportó hasta el consultorio odontológico,
sitio en el que la esperó para llevarla nuevamente a su casa, sin que fuera
así. El sujeto comenzó a darle vueltas por el municipio hasta trasladarla a una
zona boscosa donde la golpeó, la violó en diferentes oportunidades y le hurtó
un celular, un reloj, una pulsera, un bolso de tela con varios elementos de
maquillaje y cuarenta mil pesos en efectivo. “La dejó abandonada y amarrada de
pies y manos”.
Otra de las
mujeres agredida sexualmente por Perdomo Cuenca manifestó que el 30 de
diciembre de 2016 fue abordada en el tramo vial que queda cerca a los cilindros
de gas en Pitalito, “le apuntó con un revólver en el abdomen para que se
subiera al velocípedo, el victimario la llevó a un potrero, la despojó de unos
aretes, un celular, una cadena y un dinero, para luego accederla carnalmente,
dejándola amarrada de pies y manos”, indicó la víctima a la Fiscalía.
Una víctima
más, quien se encontraba con nueve meses de embarazo al momento de la
violación, indicó al fiscal que fue abusada por un moto taxista que la recogió
al frente del terminal de transporte del municipio de Pitalito, debido a que
llegaba de la ciudad de Florencia a visitar a su novio que prestaba el servicio
militar obligatorio. Señaló que el hombre le informó que tomaría un “atajo”
para llegar más rápido a la base militar, que de un momento a otro la “intimidó
con un cuchillo, la arrastró hasta un potrero con monte alto, le hurtó una
cartera, unos aretes, un reloj, los anillos, el celular”. Agregó que el hombre
la golpeó en la boca y le amarró las manos con un cordón de sus zapatos, la
desnudó y la violó.
El fiscal
entrevistó a otra de las mujeres quien señaló que el 11 de febrero de 2017 fue
violada por un moto taxista, quien apareció en el tramo vial cercano al CAI
Magdalena de la ciudad de Pitalito, donde el hombre se ofreció llevarla a su
residencia en el corregimiento de Bruselas por el valor de tres mil pesos.
“Tomó otra ruta, razón por la que le exigió que se detuviera o que de lo contrario
se lanzaría, que el conductor no se detuvo y por ello le arrojó el casco que
tenía en su poder, que, en ese instante, aunque descendió de la motocicleta, el
agresor la alcanzó, la tomó del cabello y la amenazó con dispararle o
apuñalarla”. Precisó que el mototaxista la arrastró hasta un rastrojo con
vegetación alta, la hizo acostarse boca abajo, le quitó sus pertenencias, entre
ellas, unas candongas bañadas en oro y luego la amarró sus brazos con una
chaqueta de ella y las piernas con una de él. “La violó tres veces. Que antes
de emprender su marcha la amenazó de muerte si contaba algo de lo sucedido…”.
Como ellas
otras víctimas narraron a los investigadores lo sucedido y describieron al
mototaxista. “Era una persona con altura de 1.70 cm., tez morena, con acné en
el rostro, cachetón, de cabello negro ondulado, barrigón, sin bigote, con ojos
color café oscuro, labios gruesos y de unos 30 a 35 años de edad”.
La juez de
primera instancia indicó que cada una de las víctimas en la sala de audiencia
reconocieron a Hernando Perdomo Cuenca como la persona que las accedió
carnalmente “… vulnerando así su intimidad, hurtó sus pertenencias, las golpeó
brutalmente, insultó y malogró sus vidas”. Sostuvo que con las pruebas se
demostró más allá de toda duda razonable que Perdomo Cueca incurrió en los
delitos de acceso carnal violento agravado, hurto calificado y agravado y
fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o
municiones.
La operadora
judicial lo condenó a 51 años de prisión. El abogado defensor del hombre apeló
la sentencia condenatoria manifestando que la juez se equivocó al valorar las
pruebas testimoniales de las víctimas quienes erraron al señalar a su prohijado
como la persona que las accedió. “Consideró que los testimonios fueron poco
coherentes e imprecisos…”. Indicó además que los reconocimientos fotográficos
se encuentran “viciados”, dado que las víctimas desde antes de la realización
de los mismos, contaban con la imagen del acusado, ya que la Policía Judicial
no era la única que comentaba y entregaba las imágenes, sino que también la
prensa y redes sociales lo publicaban como el “monstruo de los Guaduales”.
Nueva
condena Los magistrados del Tribunal Superior al estudiar la apelación
encontraron que no es cierto como lo aseguró la defensa que las manifestaciones
frente al señalamiento y reconocimiento que dieron las víctimas están
“viciadas, ni son incoherentes, ni presentan algún grado de animadversión o
vindicta para perjudicarlo…lo que reclaman las ofendidas es que Hermando
Perdomo Cuenca, y no otra persona, sea condenada, por ser el individuo que les
propinó un trato inhumano y despiadado… dadas las atrocidades que
enfrentaron…”. Los togados señalaron que el delito de fabricación, tráfico,
porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones, no fue
confirmado por el fiscal del caso.
“La
precitada declaración (de la testigo)…no es suficiente para concluir demostrado
que no tenía el permiso de autoridad competente para portarla, requisito sine
qua non para declarar probada la materialidad de la conducta”. Agregaron que el
ente acusador no demostró a través de algún elemento que acredite el arma de
fuego. “Es por completo huérfana la prueba para acreditarlo más allá de toda
duda razonable…ni se encontró el arma de fuego en los allanamientos realizados
a las viviendas de Hernando Perdomo Cuenca, ni en la inspección al lugar de los
hechos donde fue abusada sexualmente…”. Precisaron que el procesado es absuelto
del delito de porte o tenencia de armas de fuego, por lo que descontaron tres
años a la pena de 51 años de prisión impuesta en primera instancia quedando en
definitiva una sentencia condenatoria de 48 años de cárcel.
Tomado de la
Nación