Por ALFREDO TORRES
JAVELA - MAURICIO SUAZA ORTIZ
Amparo Campos es una de
las tantas mujeres que hace de la prostitución una alternativa de vida. Tiene
48 años, 1.60 metros de altura, pelo castaño crespo, tez blanca y unos ojos que
denotan lo duro y complicado de los días. Vive con sus tres hijos en el barrio
Antonio Nariño de Pitalito – Huila, labora en las noches en el programa de la
Administración Municipal llamado “Escobitas” donde tiene como oficio barrer las
avenidas del centro, ese mismo centro que la ve pararse en una esquina
vendiendo su cuerpo, y donde además otras 56 mujeres hacen lo mismo.
En entrevista con
Amparo nos comenta que el trabajo que
tiene no le alcanza: “me pagan por barrer las calles apenas $250.000, soy madre
cabeza de hogar. Necesitamos ayuda, la alcaldía hace más de siete meses no nos
visita. Yo como otras tantas deseamos un buen empleo y vivienda propia. Los
ladrones se la pasan por ahí, eso parece a ratos un sahumerio de tanto vicio
que meten, las muchachas casi todas son viciosas. Lo que me da más pesar es que
a ratos mi hija me dice y me reclama que por qué lo hago, que deje eso, que no
me pare en esa esquina”.
La prostitución es el
acto de tener relaciones sexuales a cambio de dinero y es uno de los trabajos
más antiguos del mundo. En la actualidad esta problemática es vista como un
tabú, algo que existe y casi todo el mundo quiere evitar tocar; lo cierto es
que éste flagelo es ocasionado según Amnistía Internacional por muchas
circunstancias como: desintegración de la familia, madres solteras o ruptura
con la pareja, necesidad de obtener mayores recursos económicos, hábitos de
consumo, drogadicción, y en algunos casos por gusto.
La anterior situación
ha traído consigo miles de circunstancias nocivas a la sociedad, como lo son la
creación de redes de prostitución, que teniendo como objetivo el lucro
económico, reclutan mujeres y las obligan a prostituirse mediante el secuestro,
engaño o extorsión. Otra problemática que deriva de la prostitución es la trata
de blancas y la prostitución infantil.
Un ejemplo de ello es
el caso de “La tía” que prostituía jóvenes estudiantes en Pitalito; esta era
una mujer que haciendo las veces de proxeneta, creó un catálogo donde exhibía
menores de edad entre 13 y 17 años que tenía a su servicio. La señora fue
capturada y judicializada, llevaba más de cinco años delinquiendo y el lugar de
fechorías era su casa ubicada en el barrio Antonio Nariño del sur de la ciudad.
(La Nación, 2011)
Actualmente en el
centro del municipio en la calle 8va entre carreras 2da y 3ra, las trabajadoras
sexuales abundan a plena luz del día; mujeres en tacones, minifalda y con
escote se sobreexponen a la población. En éste lugar además se observan
personas de poca confianza y de rostro mala caroso, que consumen sustancias
alucinógenas y según habitantes del sector, también las venden y en ocasiones
en coalición con las meretrices, se prestan para hurtar a transeúntes desapercibidos.
Según Jorge Enrique
Motta Carvajal, ex Secretario de Gobierno, este dilema “produce un punto de
decadencia difícil de tratar y que ha generado que varias bandas criminales se
fortalezcan en el sector”, asimismo manifiesta que el origen de toda esta
problemática eran y son los “terminalitos” que se ubican en el centro: “los
terminalitos siempre atraen bebederos, se organizan mercados populares y detrás
de ello la prostitución, entonces al campesino le queda sencillo todo, llega a
la ciudad, hace mercado y mientras espera el carro de vuelta a casa, se toma
una cerveza y de paso esta con una chica, donde por una mínima suma se expone a
cualquier enfermedad sexual sea sífilis o VIH/SIDA.
Pitalito es el segundo
municipio que notifica el mayor número de casos de VIH para el departamento del
Huila. El Plan de Desarrollo Territorial de Pitalito expresa en uno de sus
apartados, que en el municipio desde 1999 hasta el año 2011 se reportaron un
total de 139 casos de VIH/SIDA, y desde el 2012 hasta el 2015 se han registrado
setenta casos nuevos, para un total de 209 personas infectadas en dieciséis
años, esto equivale a un 0.17% de la población.
ONUSIDA, programa de la
Naciones Unidas que trata de poner fin a este virus manifiesta que hasta el año
2010 a nivel mundial se registran 33,4 millones de personas que viven con VIH y
En Colombia se han reportado un total de 78.999 casos. La enfermedad es
creciente y la mayoría de contagios se dan en relaciones heterosexuales.
Se pude deducir a
simple vista que el lenocinio en las calles de Pitalito es un asunto que no ha
tenido el protagonismo suficiente como para darle importancia, tratarlo y
generar una solución concreta.
UNA MIRADA MAS PROFUNDA
Andrea, trabajadora
sexual comenta: "aquí trabajamos entre doce a quince mujeres, dependiendo
la fecha; somos de diferentes regiones: Neiva, Pereira, Armenia, Putumayo. La
necesidad es la clave básica de estar en esto, cada una trabaja por su lado, el
gobierno en salud no nos ayuda, cada una se paga su seguro o lo que tenga ¡es
que acá ni para eso sirven! Sólo vienen a molestar, a requisar. Para qué pedir
ayuda si esa gente (el gobierno) no sirve para nada. Somos muy unidas, hay
veces le quieren pegar a uno y no toca dejarse. No hay hombres, trabajamos
únicamente mujeres entre los 18 y 40 años".
En la actualidad no hay
un marco jurídico específico que proteja los derechos de las personas que
ejercen la prostitución voluntariamente y regule el oficio. En el 2013 el
senador Armando Benedetti (La U) presentó el proyecto de ley 079 que pretendía
reglamentar el ejercicio de la prostitución en Colombia en mayores de dieciocho
años. El proyecto llegó a primer debate y fue a plenaria en el congreso, sin
embargo la propuesta no ha tenido más avances. (Semana, 2015). “El proyecto de
ley no va a solucionar mágicamente la compleja realidad, pero si abre una
puerta y es una herramienta para empezar a construir una política pública que
tenga en cuenta las dimensiones de la prostitución en Colombia”, afirma el
senador Benedetti.
El profesional
universitario, Fredy Artunduaga, adscrito a la Secretaria de Gobierno e
Inclusión Social de Pitalito, anunció que “no ha habido ni hay una política de
gran impacto que abarque esta población, la Fundación Shadday lo único que hace
es entregar cajas de condones, falta más atención, también falta dinero. En el
Plan de Desarrollo actual no hay una política vigente frente a esta
problemática”.
Jaime Santa Cruz,
representante legal de la Fundación Shaddai expresó que “éste año ni para
programas de drogadicción se han generado recursos, estamos en el olvido. El
año pasado a través del Convenio 042 de 2015, Jorge Motta, nos dio acceso a un
subsidio de quince millones, el cual se destinó en ayudas para habitantes de
calle. Con las trabajadoras sexuales actualmente no hay nada, en el pasado para
ellas se realizó el Convenio 237 de 2013, en el cual a algunas se le colaboró
en el montaje de negocios como peluquerías”.
Según Amparo: “Las
trabajadoras sexuales en el sitio somos aproximadamente unas 30 en total, la
mayoría no son de acá, ya que vienen de ciudades como Neiva, Cali, Mocoa y
sobre todo de Florencia. La gente nos trata muy mal, más que todo, los dueños
de los negocios. Casi todas tenemos hijos y lo hacemos por la necesidad, no
estamos organizadas, cada quien tiene su horario, pero pueden verse muchachas
desde las ocho de la mañana a seis de la tarde”.
En entrevista con el
actual Secretario de gobierno se concluyó que el municipio con respecto a la
problemática planteada no hace nada: “esas muchachas no se dejan tratar, a la
hora de querer de vincularlas a algún proceso siempre evaden; se estuvieron
haciendo algunos acercamientos con la Fundación Shaddai, los años anteriores,
este año no hemos tenido acercamiento con ellas”.
SHIRLEY VALDERRAMA:
TRABAJADORA SEXUAL
Frente a las autoridades y los clientes
Shirley, otra trabajadora sexual explica:
“La policía sólo viene
a pedir requisas, necesitamos un trabajito digno, no uno donde paguen $200.000
ya que la mayoría pagamos arrendo y eso sería muy poquito. No tenemos
seguridad, el cliente si nos quiere pegar nos pega. Aunque lejos, lejos; a mí
ya me han pegado tres veces”.
Debido a todo lo
anterior, la autoestima de las trabajadoras sexuales se encuentra deteriorada,
la mayoría se hallan a la defensiva y se unen para protegerse.
Según estudios hechos
por la psicóloga e investigadora estadounidense del Kaiser Foundation Research
Institute (California), Melissa Farley: siete de cada diez mujeres que viven de
su sexo (68%) padece estrés postraumático, convirtiéndolas en personas
agresivas, desconfiadas y temerosas. (El Mundo, 1998).
Las meretrices del
lugar ofrecen servicios desde $30.000, y trabajan hasta con cinco hombres o más
al día. También manifiestan (una que otra), que no saben hacer otra cosa, y que
el estudio ya no les entra. También se ha visto el caso de la que por conseguir
dinero para estudiar se prostituye. En fin, hay de todo un poco: algunas lo
hacen por ganar mucho más de lo que ofrecería un trabajo distinto, otras por
necesidad como Amparo y otras quizá porqué no se atreven a buscar diferentes
alternativas.
Un estudio de la
Escuela Nacional Sindical (entidad de investigación y educación colombiana)
concluyó que la pobreza afecta más a las mujeres entre los 20 y 59 años, pues
en este rango de edad se encuentran las mayores tazas de desempleo (11.2% en
2013). Además, el 42% de las mujeres pobres trabajan por cuenta propia, y
ocupan el grueso de empleos de baja productividad. Como si fuera poco la brecha
de ingresos entre hombres y mujeres asciende a un 20.9%. Existen 4.5 millones
de trabajadoras que son madres cabeza de familia y deben asumir solas la
responsabilidad del cuidado, la crianza y el sostenimiento económico de sus
hijos o personas a cargo. (Razón Publica, 2014).
¿QUÉ OPINA LA GENTE DEL
SECTOR?
Érica Parra, quien es
vendedora en un local de teléfonos celulares, a través de su testimonio expresa
que “el problema se tolera, más no se acepta, antes se discrimina, las esquinas
del sector se prestan para hurtos en donde las prostitutas (no todas) se unen
con los ladrones. A los dueños de los locales no los tocan, aunque la ocasión
hace al ladrón. Lo que si se les pide es que sean más discretas a la hora de
negociar con un cliente, antes esto yo no lo soportaba, ahora trato de no
criticar, más no lo comparto, pues cada persona tiene su historia y sabe porqué
lo hace o porqué llegan a situaciones tan inadecuadas. Lo mejor seria que las
reubicaran, aunque no lo creo".
Normalmente los
clientes que contratan a las prostitutas en el centro de Pitalito, son personas
oriundas de veredas y corregimientos aledaños a la ciudad como: Bruselas, El
Macal, Matanzas, Guacacallo, El Guamal, Contador, entre otros. En su mayoría
son campesinos de la región.
ADMINISTRADOR CENTRO
NATURISTA SEMILLA DE DIOS
En entrevista con
algunos habitantes del sector y el administrador del “Centro Naturista Semilla
de Dios”, las opiniones casi siempre están en contra de que las mujeres
trabajen en el sitio, y piden al gobierno que las reubique o que solucionen la
problemática de alguna manera.
Algunos al hablar son
precavidos, según lo vivido en las entrevistas manifiestan (aunque poco), que
la seguridad en el sector se ve afectada; pues la decadencia que genera y atrae
la prostitución no es muy positiva, más bien se presta para inconvenientes.
Esta situación se presenta según algunas personas hace cinco o seis años. Son
pocos los que las aceptan, un ejemplo de ello es doña Ingrid; quien es dueña de
un inquilinato que hace las veces de motel donde las prostitutas atienden a sus
clientes.
Doña Íngrid explica que
“algunas personas sí las discriminan, hay muchos; pero por lo menos yo las veo
como cualquier ser humano, son seres buenos, que tienen su familia y
obligaciones. Que hay mujeres que consumen vicio, aunque no todas, y detrás de
ello ladrones que también se meten, pero de resto no. Ellos son seres humanos
como cualquier otro. No son de acá, la mayoría vienen de otros lugares, se ven
mujeres hasta de 50 años y hasta más. El gobierno no las ayuda para nada. Yo
como soy dueña de un inquilinato, les alquilo la habitación a $10.000 el día".
Otro trabajador del
lugar y que hace las veces de vendedor en un negocio del sector, es Fabián.
Quien declara: "mantiene mucho ñero por ahí, ellas pelean mucho, eso da
mal aspecto, este sector tiene mala fama, sería pertinente que ellas se fueran,
por acá hay arto comercio y la verdad queda mal ellas siempre ahí, los ñeros y
todo eso...”
¿QUÉ PIENSAN LAS
AUTORIDADES?
Por otra parte, en
dialogo con la Juez de Infancia y Adolescencia Sandra Ardila, sostiene que la
prostitución en mayores de edad no es un delito penal (sentencia T629 de 2010),
y que todos estos problemas se generan en parte a la falta de educación, drogadicción
y falta de recursos económicos; además, esto se presta para el uso de armas de
fuego. También manifiesta que la prostitución es una problemática social que
afecta a Pitalito y al mundo, hace parte de la salubridad y eso estropea todos
los aspectos; tanto culturales, económicos y sociales. “Hay bandas dedicadas a
este negocio, pero son pocas las noticias que podemos dar, ya que son datos
confidenciales, lo que se sabe es que la prostitución y la trata de blancas,
son negocios tan rentables como lo es el narcotráfico”.
En reunión con el
inspector de la policía de Pitalito Luis Fernando Narváez Lamilla, se afirmó lo
siguiente: "ese sector recibe o alberga gente que viene de veredas e
inclusive de otros municipios, lo cual ha hecho que sobre dicho movimiento o
flujo de personas y vehículos, se muevan diferentes sectores económicos, entre
ellos el comercio sexual.
La problemática que
nosotros tenemos allí es que, sino es por los esfuerzos que se hicieron el año
pasado y a principios de este, el sector como tal se nos vuelve una zona de
tolerancia, llámele una calle del cartucho o un Bronx como en Bogotá, porque
ahí estamos teniendo situaciones de drogadicción, de hurto, de atracos a mano
armada; y obviamente esto viene detrás de fenómenos como la prostitución, el
consumo y la venta de drogas. Actualmente solo cumplo con los patrullajes, pues
en ayudas a estas mujeres no se les está generando”.
INSPECTOR DE POLICÌA:
LUIS LAMILLA
Frente a los grupos
delincuenciales el inspector expresa: "el micro trafico lo tenemos,
tenemos grupos organizados de personas donde se vende y todo eso... pero bandas
como tal, como uno escucha en Colombia que son fuertes, Pitalito no tiene gran
fortaleza en eso, pero si obviamente hay unos que se organizan, hay un jibaro
por así decirlo, uno que los protege. También se ve que algunos de los esposos
o novios de estas chicas sirven de protectores de ellas mismas, pues por la
misma actividad".
Acerca de la
reubicación de las trabajadoras a un mejor lugar, el inspector dice lo siguiente:
"como tal ellas saben que no deben ejercer allí, eso esta prohibido; como
no la practican en le centro sino en los hoteles y residencias del lugar;
nosotros vamos a duplicar los controles hacia los hostales, hoteles y
residencias porque no se pueden prestar para dicha actividad. Lo que ellos no
han entendido es que este ejercicio trae otros que deprimen el sector, porque
si el sector se deprime puede descender el comercio y se seguiría llenando de
vándalos y drogadictos esta zona".
La situación es compleja,
tal vez para amparo y sus compañeras de trabajo, la única alternativa sea
seguir prostituyéndose, seguir esperando una ayuda que quizás no llegue, seguir
coqueteando con el SIDA ante la indiferencia del Estado, seguir sufriendo el
martirio de los olvidados, donde no se construye a través de la diferencia,
donde lo público, lo de todos: es de unos pocos; que sumergidos en la avaricia
y en el beneficio propio, no piensan en sus congéneres que merecen lo mismo, o
quizás algo mejor que ellos.
Tomado del blog: