Era
febrero de 2017 cuando un sector del Centro Democrático empezó a promover un
proyecto de ley para impedir a toda costa que las corridas de toros se acaben
en el país. De hecho, el uribismo propuso que "la fiesta taurina sea una de las expresiones artísticas y uno de los
patrimonios culturales de Colombia".
Lógicamente,
los animalistas cuestionaron esa
posibilidad y recordaron que los animales son seres sintientes que no pueden
seguir sometidos a corridas de toros, corralejas y demás prácticas afines al
tema.
Hoy,
en desarrollo de su visita a España, el presidente electo Iván Duque sorprendió al apartarse absolutamente de lo
que piensan muchos miembros de su partido sobre la preservación de
las corridas de toros como se presentan en la actualidad.
Duque
en el Fórum Europa dijo ser
partidario de que la ‘fiesta brava’ sufra una transformación radical donde se
elimine el “exceso de sangre o de barbarie”.
En
un encuentro informativo en Madrid, organizado por Nueva Economía Fórum, en el
que el mandatario colombiano fue presentado por el premio Nobel Mario Vargas
Llosa, aseguró que él mismo forma
parte de quienes en la sociedad colombiana están en contra del maltrato a los
animales.
Aunque
aseguró que respeta a quienes les gusta las corridas de toros, dijo no ser
aficionado de ese tipo de espectáculos con animales. Utilizando como base que “las sociedades van
evolucionando”, Duque insistió en la necesidad de hacer ese cambio a las
corridas.
“Hay que buscar soluciones que permitan
preservar la ancestralidad del espectáculo pero en la medida de lo posible ir
eliminando el exceso de sangre o de barbarie”, sostuvo tras insistir que
las corridas de toros van perdiendo espectadores porque la sociedad “va
cambiando sus gustos y sus hábitos”.
Sin
embargo, el presidente electo precisó que su opinión se liga “estrictamente” al caso de los toros en Colombia y no
tiene nada que ver con la situación en España.
Hay
países que han hecho un revolcón a las corridas de toros al restringir la
entrada a las plazas a menores de edades e impedir el sacrificio del toro.
En Portugal y Francia, hay varias
ciudades que han decidido no matar al toro en el espectáculo, una medida que ya
fue planteada sin éxito en el Congreso de Colombia.