Uno de los grandes motores de cambio en Colombia es el
creciente liderazgo de mujeres en todo el país. Tras 33 entrevistas,
encontramos a estas ocho mujeres menores de 50 años que han transformado al sur
del país desde sus rincones y son símbolo de muchas otras que cambian a la
región para bien.
Berta Rojas
Guácharos-Puracé, Huila
Medio Ambiente
Es la coordinadora del Parque Regional Guácharos-Puracé, que
es un área protegida del sistema de Parques Naturales ubicada en el límite
entre los departamentos de Caquetá, Cauca y Huila, y lideró una iniciativa que
se llama “Guardianes de Bosque”, en la que le enseñan a 80 niños campesinos
cómo proteger el parque y ser promotores de la preservación de recursos naturales
para que le enseñen a otros. La
iniciativa ha funcionado tanto que Parques la ha replicado en otras tres zonas
de reserva natural del Huila y ha servido de ejemplo para que lo empiecen a
hacer en otras zonas de reserva del sur del país, una de las regiones más
afectadas por la deforestación.
Yuli Rubio
Mitú, Vaupés
Cultura
Rubio es profesora de la Escuela Normal Superior Indígena
María Reina de Mitú, la única institución de educación superior de Vaupés,
Guainía y Guaviare. Tiene más de 1200 estudiantes y cinco sedes en las que
Rubio se ha convertido en una líder por la preservación de la educación
indígena y la tradición oral y cultural de estas comunidades. En 2012 montó,
con el antropólogo Byron Orrego, el grupo Nuevas Generaciones Multiétnicas - Nugem,
un colectivo por el que han pasado más de 60 niños y jóvenes indígenas del
nororiente amazónico para que aprendan danzas y mitos de tradición oral,
algunos de los cuales lograron ser llevados a teatro. En 2013 montó ‘Babel’,
una propuesta que transformó las bodegas en las que había unos pocos libros
arrumados, en espacios amplios y creativos para que los niños aprendan a leer
en un departamento donde el acceso a libros es muy limitado.
Además, Rubio está impulsando, en alianza con universidades
e instituciones de todo el país, un proyecto de ley de bibliotecas que busca
que el Estado tenga en cuenta los contextos de cada región para construir
bibliotecas y promover programas de lectura y escritura.
Joghis Arias
Florencia, Caquetá
Cultura
Arias es actriz y lleva años trabajando para que niños y
jóvenes vulnerables de Caquetá aprendan de cine y teatro. Creó en 2014 la
fundación ‘Casa del Pensamiento’, en la que ha entrenado a más de 300 niños y
jóvenes. La iniciativa ha funcionado tan bien que en cooperación con Acnur,
estos talleres se han replicado en siete municipios de Caquetá, donde los
jóvenes son presa fácil para terminar reclutados por las disidencias. Arias
también creó un colectivo teatral y el Colectivo Artesanal Sueños de Paz, un
emprendimiento en el que han participado alrededor de 20 mujeres cabezas de
familia y en el que les enseña a montar proyectos de autosubsistencia.
Maria Beatriz Vivas
La Plata, Huila
Educación
Es una indígena Nasa conocida porque fue la cara del Huila
en la Minga Indígena del año pasado. Es vicepresidente del Consejo Regional
Indígena del Huila (Crihu), que integran los cinco cabildos más grandes del
departamento y ha sido clave para que haya educación indígena de calidad en el
Huila. Ella lideró el cambio en los curriculums de 12 colegios de tres
municipios (La Plata, La Argentina y San Agustín) que dictaban clases
tradicionales, para que hagan clases con enfoque étnico. Con eso, amplió la
educación indígena en un departamento con 15 cabildos, 13 resguardos y más de 8
mil indígenas.
Stella Maris
Florencia, Caquetá
Derechos Humanos
Maris es reconocida en Caquetá por su trabajo con víctimas
del conflicto y mujeres. Es comunicadora social y trabaja en el programa Propaz
de la Agencia de Cooperación Federal de Alemania y montó la Corporación
Manigua, que lleva más de diez años en la región trabajando por la defensa de
los derechos humanos. Una iniciativa que muestra lo que ha ayudado a
transformar es que lideró por primera vez en Caquetá una exposición de 60
mujeres víctimas del conflicto que tomaron fotos de sus propias cicatrices de la
guerra en San Vicente del Caguán y ellas mismas fueron las guías de la
exposición. También asesora organizaciones de víctimas para que entiendan el
paso a paso de cómo presentar informes ante la Jurisdicción Especial de Paz.
Érika Tinoco
Neiva, Huila
Activismo
Ha sido abanderada de las causas de prevención y atención a
la violencia de género en el Huila, el segundo departamento con la mayor tasa
de ese tipo de violencia. En 2011 lideró un diagnóstico en el que participaron
400 mujeres de los municipios de Algeciras, La Plata, Pitalito y Neiva, que
sirvió para hacer visible el problema y para que por primera vez en cinco
planes de desarrollo municipales incluyeran la palabra género. Esa mención, más
allá del papel, hizo que fuera exigible el desarrollo de una política pública
en el departamento que contribuyera a resolver las desigualdades de género, por
ejemplo en el acceso a la restitución de tierras.
Tinoco ha sido particularmente cercana a las mujeres de
Algeciras, un municipio muy golpeado por la violencia de las Farc. Las apoyó en
la construcción del único Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial del
Huila. Esos programas nacieron con el Acuerdo de Paz y la idea es que en ellos
el Gobierno haga programas y proyectos para transformar esas regiones cerrando
la brecha histórica con el resto del país, según las necesidades de cada una y
con la participación de sus habitantes.
Zunga, la perra roja
Florencia, Caquetá
Derechos Humanos
La transformación de Zunga empezó por su cuerpo, que ahora
es el símbolo de lucha para muchos trans en Colombia. Nació en Caquetá, un
departamento donde los paramilitares mataban o desterraban a gays y lesbianas;
y a pesar de que su tío y su hermano fueron asesinados, se ha convertido en el
referente trans del sur y en un vocera nacional. Es miembro de la mesa
municipal de víctimas de Florencia y representa a la población trans en otra
que creó la Gobernación en 2017 para diseñar la política pública para la
población LGBT en un departamento que fue azotado por la guerra y en el que
romper el tabú frente a su identidad ha motivado a muchas otras trans a
hacerlo.
Mildred Ortíz
Mocoa, Putumayo
Emprendimiento
Ortíz es ingeniera agropecuaria y creó hace
cinco años la primera reserva natural de la sociedad civil en Putumayo, que se
ha convertido en un referente para la preservación ambiental de fauna y flora
nativa en el departamento. Su trabajo más impresionante ha sido con mariposas,
pues la contaminación estaba impidiendo que se reprodujeran y creó un
mariposario dentro de la reserva que ha contribuido a conservar la especies
nativas. En su reserva trabajan excombatientes de las Farc lo que la ha
convertido en ejemplo de reconciliación y de aprovechamiento de sus saberes,
pues tras años en la selva, tienen habilidades para ser guías y guardabosques