“El
trajinado uniformado omitió hacer fuego de cobertura para disuadir o tener a
raya a los cacos…en lugar de ello se pertrechó a un lado de la vía, nunca
contra ataco y ello permitió que se acercaran a la patrulla, remataran al
herido, se apropiaran del botín…”, sentenciaron los magistrados del Tribunal
Superior de Neiva al confirmar la condena de 48 años y 9 meses de prisión
contra el excomandante de la estación de Policía de Santa María, sargento
Fernando Guevara Vásquez.
Los togados de la Sala Penal de
la Alta Corporación, sostuvieron que el “universo probatorio” permiten concluir
que el entonces policía, al mando de la estación de la población, actuó coordinadamente
con asaltantes que mataron a Miguel Ángel Rodríguez Herreño, funcionario de la
empresa de valores Brinks S.A, y hurtaron 300 millones de pesos que llevaba
para el Banco Agrario de la localidad.
Guevara Vásquez, fue hallado
responsable de los delitos de homicidio agravado, hurto calificado y agravado y
porte ilegal de armas de fuego. “Existe copiosa prueba indirecta que permite,
aún ir más allá en las consideraciones, para corroborar que fue una acción
coordinada entre el acusado y los asaltantes”, sostuvieron los magistrados.
El
Hurto
Hacia las 12 del mediodía del
19 de junio de 2013, Miguel Ángel Rodríguez Herreño, funcionario de la empresa
de valores Brinks S.A, abordó el helicóptero que lo traería de vuelta a Neiva,
procedente del municipio de Colombia, ubicado en el norte del Huila, donde
había estado desde el día anterior coordinando el transporte de dinero, a una
entidad bancaria.
Ya a bordo del helicóptero, el
funcionario, de 28 años, recibió una llamada donde le avisan que no regresaban
a Neiva, sino que primero debían llegar al municipio de Santa María, donde
entregaría un dinero al Banco Agrario.
El comandante encargado de la
estación de Policía, para la fecha subintendente Fernando Guevara Vázquez,
recibió una llamada de su jefe quien estaba de vacaciones manifestándole la
llegada de la remesa para que dispusiera de los protocolos de seguridad pertinentes
para este caso.
Guevara Vázquez, definió la
forma cómo se haría el acompañamiento, dispuso de dos patrulleros a quienes no
les permitió llevar armas de largo alcance pese a la insistencia de los
uniformados, lo que llamó la atención fue que él conduciría la camioneta de la
estación, solo sin más compañía.
Los dos uniformados arrancaron
en la patrulla motorizada, recibieron la orden de ir a asegurar la zona, el
helicóptero llegó y Miguel Ángel descendió, en la mano llevaba una tula color
verde que contenía la suma de 300 millones de pesos.
La
trampa
Eran la 1:55 de la tarde cuando
una llamada por radio del comandante de guardia de la estación de Policía, daba
aviso de la llegada de un hombre herido con machete al hospital y de la
proximidad de una turba enfurecida que querían rematar a la supuesta víctima.
Rodríguez Herreño, subió a la
camioneta nunca soltó la tula con el dinero, se sentó detrás del puesto del
conductor, detrás del subintendente Guevara Vázquez, no había transcurrido
medio kilómetro cuando éste le dio la orden a los patrulleros que lo iban
escoltando que se movilizaran al hospital a confirmar lo sucedido, orden que
fue reprochada pero cumplida.
Los uniformados fueron
obligados a tomar un camino diferente para llegar al centro médico, mientras
Guevara Vázquez, continuó solo con la remesa a escasos 500 metros a la altura
del puente El Oso, que comunica a los barrios La Planta y San Sebastián, donde
fueron interceptados por hombres armados.
Les dispararon, sorpresivamente
todos los impactos de bala fueron dirigidos al puesto trasero del conductor,
sin que una sola bala hiriera Guevara, la única persona armada quien no
reaccionó al ataque al parecer preso del pánico y quien prefirió abrir la
puerta y lanzarse a un lado de la carretera, según declaración juramentada ante
funcionarios de Policía Judicial que atendieron el caso.
Los tres primeros disparos
ingresaron por el parabrisas, todos en dirección al funcionario de la Brinks
S.A. En total y de acuerdo al acta de urgencias el cuerpo registro cinco
impactos de bala, cuatro de ellos no mortales, solo uno fue el que lo desangró.
“Fue un
montaje”
Los delincuentes, llegaron
hasta el puesto donde se encontraba Miguel Ángel y lo remataron, alzándose con
el botín y un reloj, sorpresivamente en la segunda declaración hecha al
comandante este se agachó escondiéndose en la parte del puesto del copiloto.
‘Asaltantes
estaban sobreasegurados’
Los magistrados al revisar las
pruebas del proceso ante la apelación de la defensa del ex policía Fernando Guevara
Vásquez, evidenciaron que la Fiscalía había destacado pruebas que involucraban
al procesado con el asalto.
Entre los elementos
probatorios, encontraron que la embestido a bala solo fue contra el funcionario
de la empresa de valores. “El ataque letal iba dirigido contra el inerme
oficinista y no contra el uniformado que tenía arma de dotación. El acusado no
opuso resistencia armada contra los agresores y explicó a sus compañeros que
una camioneta con la que se estrelló estaba atravesada y ello facilitó el
asalto, obstáculo que no corresponde con lo allegado a juicio”.
Agregaron los togados del
Tribunal Superior de Neiva que al momento del abordaje los piratas sabían que
la víctima iba en la parte trasera de la camioneta. “El pasajero se sentó en el
asiento trasero que dificultaba su ubicación, no llevaba distintivos y se
encontraba desarmado, sin embargo, la línea de fuego estuvo dirigida contra el
empleado de la Brinks y no contra el uniformado que era lo lógico de acuerdo a
la regla de la experiencia…”.
Sostuvieron además que el
uniformado se salió de la camioneta policial al momento del ataque de los
asaltantes. “Es evidente que el acusado abandonó la patrulla, los vecinos que
salieron a observar no ubican al uniformado en la parte interna del automotor o
a su alrededor…”.
Agregaron además que el
entonces comandante de la estación de Policía en Santa María no repeló el
ataque de los asaltantes. “El trajinado uniformado omitió hacer fuego de
cobertura para disuadir o tener a raya a los cacos, mientras adoptaba una mejor
posición de tiro y llegaban refuerzos o para obligarlos a que se replegaran y
desistieran de la cometida…”.
Precisaron los magistrados que
la omisión del uniformado permitió que asesinaran al funcionario y robaran la
millonaria suma que transportaba. “Se pertrechó a un lado de la vía, nunca
contra ataco y ello permitió que se acercaran a la patrulla, remataran al
herido, se apropiaran del botín y huir con total tranquilidad, expresiones
fenoménicas que permiten inferir que los perpetradores estaban persuadidos y
sobreasegurados que nada les pasaría, eso facilitaba el asalto, es decir era
una acción no solo premeditada sino coordinada que compromete al Comandante de
Policía”.
Aseguraron además que el asalto
no fue reportado por Guevara Vásquez en su momento a la estación policial.
“Nunca reportó a la base lo sucedido, según informó el radio operador. Ni
lideró el operativo de persecución, que solo operó por iniciativa de los
agentes…”.
“No
cumplió su deber”
El
abogado Juan Felipe Molano, defensa de la familia de la
víctima José Danilo Rodríguez Herreño, manifestó que el juicio “se edificó
sobre indicios serios, contundentes y concatenados, que el Comandante de
la Policía de Santa María para la época de los hechos no cumplió su deber de
cuidado y la mínima aplicación de su experiencia de más de 19 años y el uso de
las armas para no solo defender su integridad sino la vida y propiedad de los
ciudadanos”.
Sostuvo que ahora solo falta el
fallo de la jurisdicción contenciosa en medio de reparación directa, que se
encuentra para decidir desde el pasado 24 de marzo. “Espero sea favorable
a nuestros intereses y se condene a la Policía Nacional y solidariamente a
Brinsk, entre otros”.
La Nación