Harol Tejada
nació en Pitalito, tiene 23 años y aunque podría liderar una escuadra se ha
dedicado a ayudar a otros a conseguir títulos. Esta es la historia del ciclista
que ha sido la mano derecha de
Con solo 6
años y gracias al apoyo de su mamá, Gladys Canacué, quien para ese momento era
alcaldesa de Pitalito e impulsó algunas escuelas deportivas, Harold le cogió
amor al ‘caballito de acero’. Con su padre como entrenador representó al Huila
durante 8 años. El talento se le notaba. Con solo 14 años, fue el mejor
corredor de la categoría Prejuvenil en la Clásica Nacional de Ciclismo 2011, a
pesar de no contar con mucho apoyo ni de participar en un club deportivo
consolidado.
A los 16
años fue, gracias a David Vargas, que Harold pudo dar ese salto de calidad. También
fue un salto al vacío: era un adolescente que salía de su hogar a vivir en El
Carmen de Viboral, en el oriente de Antioquia. “Yo vi un joven que
desperdiciaba muchas medallas en campeonatos prejuveniles –recuerda Vargas,
técnico de la Liga de Ciclismo de Antioquia y del Club de Ciclismo de El Carmen
de Viboral–. Siempre era quinto, sexto, cuarto y por eso lo invité a pertenecer
al Club”.
Corría el
año 2013 y Tejada era solo un adolescente, pero él no se amilanó por estar en
un sitio nuevo que, tradicionalmente, saca a muchos ciclistas adelante: “No fue
fácil porque Antioquia es un departamento que tiene mucho talento, hay muchas
promesas, y llegar uno desde Huila a disputarle el puesto a un antioqueño es
muy complicado –dijo Tejada en un video que publicó en su Facebook justo antes
del Tour de Francia–. Pero siempre tuve la mentalidad de que iba a ir a
Antioquia a arriesgarme por el todo o el nada”.
Tejada saltó
al profesionalismo en 2014 y desde su debut no dejó de tener actuaciones
destacadas. En la Vuelta al Porvenir de Colombia ese año se quedó con una etapa
y tuvo una actuación crucial para que Brayan Hernández, su compañero en el
equipo Orgullo Antioqueño, ganara en la clasificación general. Un año después,
en 2015, repitió su rol en el título de Julián Cardona.
A pesar de
que su nombre no fuera el primero en el podio, el papel de Harold era
determinante siempre, eso llevó a que fuera codiciado por los equipos
antioqueños: “Aunque era sub-23 siempre cumplía un papel de apoyo crucial para
sus compañeros élites”, cuenta Vargas, quien dice que muchas veces notó que a
Harold lo angustiaba ver cómo otros pedalistas de su misma edad ya disputaban
carreras en Europa.
Pero 2019
fue el año en que todo cambió. Tras actuaciones destacadas con los equipos
Orgullo Paisa y EPM, pasó al Team Medellín, donde se puso un objetivo: ganar el
Campeonato Nacional Sub-23, pues sería el último año en esa categoría. No hubo
duda alguna de su capacidad. Ganó tanto la prueba de Ruta como la Contrarreloj.
Y, además, ayudó a Fabio Duarte a ganar la Vuelta a Colombia. Dos semanas
después estaba en Francia corriendo en el Tour de l’Avenir, ganando una de las
etapas y confirmando su contrato con el Astana a partir de enero de 2020.
“Astana no se equivocó confiando en mí”, aseguró en ese momento.
Y
definitivamente el equipo Kasajo no se equivocó. En su debut este año en el
World Tour, tuvo un brillante desempeño en el Desafío del Mont Ventoux. Para
esa ocasión, Tejada no solo fue gregario clave para la victoria de su compañero
Alexander Vlasov, sino que logró terminar en el sexto lugar. Luego también
apoyó al ruso en su victoria en el Giro de la Emilia Romagna y, finalmente,
acompañó al danés Jakob Fuglsang, quien logró el primer puesto en el Giro de
Lombardía. Fue gracias a esas actuaciones que el equipo decidió ponerlo en la
nómina del Tour, aunque no estuviera presupuestado así inicialmente.
En el Tour
ha tenido claro su papel: “Tengo que acompañar a Miguel Ángel (López) en la
montaña, esa es mi tarea principal”. Y al momento cumple su papel a cabalidad:
Supermán nunca ha estado solo en la montaña y aún pelea por el podio en el Tour
al lado de un ciclista huilense que, como buen gregario, logró permanecer bajo
el radar para cumplir su objetivo de la manera más precisa posible.