Nicola Coyle es una mujer británica de 46 años que una vez jubilada, decidió hacer lo mejor que podía hacer en su vida, crear un refugio en su casa al que llamaría The Grey Muzzle Canine Hospice Project en Mansfield, Nottinghamshire.
La idea es
acoger a los animalitos con menos posibilidades de ser amados y aquellos que
tengan una aspiración de vida corta, ya sea porque están enfermos, viejitos o
sentenciados a eutanasia.
El propósito
principal es acoger perritos que no hayan tenido una vida tan feliz para que
ella pueda demostrarles lo felices, divertidos y consentidos que pueden llegar
a estar en manos de ella.
La idea
surgió tras trabajar durante años como voluntaria en una perrera, donde Nicola
conoció la triste realidad de tantos animalitos y el terrible destino que les
depara cuando muchos son sometidos a la eutanasia, ella, en ese tiempo, se
llevaba gran parte de estos animales callejeros a su hogar, evitando que fueran
sacrificados.
Su idea continúo
cogiendo más y más fuerza hasta que decidió convertir su casa en el hogar de
tantos animalitos que quieren pasar sus últimos días rodeados de todo el amor,
caricias y comida que está mujer está dispuesta a brindarles con todo el gusto
y cariño del mundo.
Nicola
organiza una lista de deseos por cada perrito que rescata, en las que
actividades como comer helado, dar pasos en la playa, meterse al agua a jugar,
comer hamburguesas, carnes, salchichas, pescado y recibir toneladas de amor,
están incluidas.
Ella asegura
que por cada perrito invierte aproximadamente 5oo euros para darles lo mejor,
entre los gastos está visitas al veterinario, comida chatarra, medicamentos,
juguetes, etc., pero esta suma de dinero a ella no le importa, pues su
recompensa está verlos felices.
La mujer
recibe entre uno y dos perros al mismo tiempo, pues quiere poder brindarles
toda la atención necesaria, estos generalmente tienen una aspiración de vida de
máximo seis meses, aunque ella asegura que el perrito que más tiempo la acompañó
fue uno que vivió un año y con el que menos tiempo pudo compartir fue uno que
vivió apenas dos semanas.
Nicola
asegura que, aunque es muy gratificante ver las caras felices de estos
animalitos después de cumplir sus deseos, también afirma que es un trabajo muy
triste y complicado, pero que por eso mismo ella está dispuesto a hacerlo
porque no todos tienen la valentía y el corazón que ella posee.
Puede ser un
trabajo absolutamente desgarrador, pero alguien tiene que hacerlo. Soy un
amante de los animales y no puedo soportar la idea de que pasen sus últimos
días, semanas o meses sin el amor que merecen. Puede ser muy difícil, pero en
última instancia es tan gratificante cuando puedes hacer que esos momentos sean
especiales. – Cuenta Nicola.
Una de las
tareas más importantes para esta mujer es celebrarles su cumpleaños, aunque
ella no sabe la fecha exacta de su nacimiento, ella se esfuerza por darle a
cada uno su celebración de cumpleaños, demostrándoles así que su existencia es
bonita y valorada.
No sé cuándo
son sus cumpleaños, por lo que nos aseguramos de que les organicemos la fiesta
de cumpleaños. Si están lo suficientemente bien, los tomamos por un día en la
playa, comen pescado y papas fritas en la playa y helado. También, los llevaremos
al pub local, es muy amigable para los perros, allí reciben una cena de bistec.
– Comenta Nicola.
Cuando llega
el último día de los perritos, Nicola los incinera y los entierra en un terreno
especial en su casa o en la casa de sus papás, eso sí, siempre les da una
ceremonia merecedora a esas viditas peludas que han pasado por sus manos.
Nicola hace
un trabajo increíble manteniendo perros cuando sus dueños los han echado al
final de sus vidas, o cuando simplemente han llegado al final de sus vidas y
nunca han tenido una familia, pero ella les da el amor y la atención que la
mayoría nunca recibió en sus vidas.
Fuente:
Metro.