La ciudad de Cartagena amaneció con fragmento de sus murallas
de piedra, de más de cuatro siglos de historia, pintado de blanco.
La polémica obra se
lleva a cabo en el fuerte de San Sebastián del Pastelillo, en el barrio Manga,
uno de los escenarios amurallados más visitados por turistas y locales debido a
la hermosa vista que permite sobre la Bahía de Cartagena.
Cartagena de Indias
fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco a mediados de la década
de los 80, en gran medida por su cinturón en roca, el cual fue la principal
fortaleza de los cartageneros para evitar la toma de la ciudad por piratas y
corsarios.
La Inspección de
Policía del Centro Histórico selló y suspendió la obra que no contaba con
ningún tipo de permiso, ni concepto previo para desarrollar cualquier
modificación a las murallas.
Mediante la resolución
del 20 de enero de 1944, la Sociedad de mejoras públicas había delegado en el
Club de pesca de Cartagena la misión de custodiar y conservar el Fuerte del
Pastelillo.