Se ha conocido como el caso de las narcovacas y es, junto a los narcosubmarinos y el enmascaramiento químico de cocaína o el narcopiano de otra época, una de las más llamativas formas de camuflaje para el envío de droga al exterior que se haya conocido recientemente en Colombia. Sin embargo, a pesar de que las 1.700 vacas son en el centro de la discusión y las víctimas del escándalo -por poco son sacrificadas-, las 4.5 toneladas de cocaína decomisadas estaban camufladas en los contenedores de la comida para el ganado y no dentro de los animales, como se ha dicho en redes sociales.
La historia
de este cargamento revela, para las autoridades colombianas, una modalidad de
cargue y descargue de la droga en altamar; y para las españolas, la manera en
la que “las organizaciones criminales se revientan a la hora de transportar
droga desde Latinoamérica hasta España utilizando ganado vivo para dificultar
su control y localización”. Según la Armada colombiana, se supo de ese
cargamento desde los primeros días de enero, casi un mes antes de que fuera
detenido el buque con la droga en las islas Canarias, en España.
Para inicios
del año, las autoridades marítimas recibieron información de un posible buque
con ganado que saldría de Cartagena cargado con droga hacia Líbano y realizaron
un proceso de vigilancia. “Activamos un software que nos permite hacer
perfilamientos de buques que pueden ser sujetos de contaminación”, asegura el
vicealmirante Hernando Mattos Dager en conversación con EL PAÍS.
Según
Mattos, el barco zarpó con las vacas y sin la droga. “Pudimos comprobar que la
contaminación no se dio en Colombia”, afirma. Explica que generaron la alerta a
los países en la ruta de que esta podía ser subida en altamar o en algún puerto
donde hiciera escala. La cocaína, cuenta el vicealmirante, fue introducida en
las islas Antillas, aunque no precisa en cuál de todas. De acuerdo con Frontera
Vacana, la empresa propietaria del ganado, habría sido en Barbados.
Las
autoridades colombianas afirman que alertaron a unidades marítimas de varios
países para ver cuál podía estar cerca de la embarcación y verificar el alijo.
Sospechaban también que, así como el barco fue contaminado en altamar, la droga
podría ser desembarcada en aguas cercanas a Ceuta. La marina española era la
más cercana e interceptó al navío en aguas internacionales. “Se encontró en las
zonas comunes del barco un silo de pienso la presencia de un número indeterminado
de fardos de los usados habitualmente para el tráfico de cocaína”, explicó la
Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera de España.
Detuvieron
allí mismo a 28 personas de distintas nacionalidades: diez tanzanos, cinco
sirios, cuatro kenianos, dos ecuatorianos, dos panameños, dos colombianos, un
dominicano, un nepalí y un nicaragüense, y condujeron el carguero Orión V al
puerto de Las Palmas. El barco, igual que otros recientemente detenidos en
España con cocaína, tenía bandera de Togo.
Un barco con
historia
Desde el año
2020, la Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera de España
estaban tras la pista de esa embarcación. La consideraban “sospechosa de ser
utilizada para el transporte de importantes cantidades de droga. El
estupefaciente era cargado en puerto, o bien transferido a las mismas en
altamar”. En ese momento se llamaba Spiridon y fue registrada en el marco de
una investigación contra el clan de los “Hermanos Sanctorum”. Aunque en esa
oportunidad la policía no encontró rastros de droga, la embarcación quedó
fichada como una que “transportaba estupefacientes con la excusa del transporte
de ganado” hacia Libia, Angola, Arabia Saudí, Curazao, Egipto, Emiratos Árabes,
Hong Kong, Iraq, Israel, Jordania Líbano, Libia, Macao, Kuwait y Qatar.
La Policía
de España ha llamado a esta la ‘Ruta Atlántica’ de la cocaína porque la droga
se transborda en mitad del océano para evitar los controles en los puertos.
Apenas una semana antes del decomiso del Orión V habían capturado al carguero
Blume, con características similares. Entre los dos han hallado 9 toneladas de
droga.
Colombia
sigue siendo el mayor productor mundial de cocaína y los narcotraficantes se
las ingenian para sacarla de las maneras más insospechadas. Según la Armada de
Colombia, los narcos también usan las islas como lugares de acopio. “Puede que
hayan ido sacando de a 100, 200 kilos en lanchas rápidas desde las costas del
Caribe o usando países vecinos. Y una vez los acopian coordinan el punto en el
que hacen el trasvase en el mar”, explica Mattos.
La Policía
Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera de España estaban tras la pista
de esa embarcación.
El caso ha
generado también reacciones políticas. José Félix Lafaurie, el presidente de la
Federación Nacional de Ganaderos, Fedegan, ha dicho que no se puede
estigmatizar al sector ganadero. “Una advertencia al país: Colombia está lleno
de cocaína. Aquí todos los sectores exportadores están en riesgo”, dijo. En los
últimos años, se ha encontrado droga en los productos más insólitos. En
pimentones, plátanos, limones de plástico y hasta en pedazos de cuero curtidos
o tubos en canecas de aceite vegetal ha sido hallada cocaína. Se trata de
cargas que, según la policía, son contaminadas por medio de empresas fachadas,
durante el transporte de estas, en los patios de almacenaje o revisión, en el
preembarque o dentro de las motonaves.
En el caso
del Orión V, aún no es claro a qué cartel narco pertenecía la cocaína, pero se
sabe que tenía al menos dos tipos de marcas: en algunos había una figura de un
dragón y en otros, las iniciales LV. También se conoce que, aunque estuvieron a
punto de ser sacrificadas las 1.750 vacas pudieron continuar su rumbo en otra
embarcación hacia El Líbano.
Tomado de EL
PAÍS