La tierra nos necesita

“Cientos de años tarda en recuperarse un centímetro de suelo afectado por la mala mano del hombre”: IGAC

En la conmemoración del Día de la Tierra, que se celebra este  22 de abril, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) advierte que en Colombia no se respeta la verdadera vocación de su suelo, un recurso natural no renovable que también puede desaparecer.

21 de abril de 2015. De las más de 114 millones de hectáreas con las que cuenta el territorio nacional, el 56,23 por ciento cuenta con una vocación forestal (64 millones de hectáreas), es decir que está compuesto por tupidos bosques que deben ser conservados o aprovechados de una forma sostenible.

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Tan solo el 19,3 por ciento de Colombia cuenta con características para la producción agrícola de cultivos (22 millones de hectáreas) y el 13,3 por ciento es apto para la cría de todo tipo de ganado (15 millones de hectáreas).

Sin embargo, según estudios del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, debido al afán por sacarle ganancia al suelo de forma equivocada, la realidad en el país es otra, lo cual ha afectado considerablemente este recurso natural no renovable.

Actualmente, en Colombia los territorios ganaderos ocupan el 30,5 por ciento (más de 34 millones de hectáreas), es decir en más del doble del terreno apto para tal actividad. Por su parte, en solo el 4,6 por ciento de desarrollan cultivos (5,3 millones de hectáreas), de las 22 millones de hectáreas que cuentan con la vocación para el desarrollo agrícola.

Según Juan Antonio Nieto Escalante, director general del IGAC, este “mal uso” del suelo colombiano ha afectado seriamente la sostenibilidad de este recurso natural, el cual tarda cientos de año en recuperarse.

“Para recuperar solo un centímetro de suelo afectado por quemas para la agricultura o por la erosión causada por el ganado, se necesitan cientos de años. Esto de la mano de acciones como reforestación y restauración ambiental. Por esta razón, aprovechamos el Día de la Tierra para dar un mensaje a las autoridades y que desarrollen estrategias y proyectos sostenibles para aprovechar los espacios forestales sin afectar al medio ambiente, y se respete la verdadera vocación agrícola y ganadera”.

Debido a este indebido uso del suelo, cerca del 28 por ciento de Colombia padece de serios conflictos como la sobreutilización por el exceso de agricultura y ganadería (15 por ciento) y subutilización en zonas aptas para alguna actividad y que no son aprovechadas (13 por ciento).

La principal amenaza de los suelos tricolores es la erosión, la cual ya ha afectado el 35 por ciento de todas las tierras del país.

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Estos conflictos afectan principalmente las regiones Caribe y Andina, mientras que la Amazonia aún mantienen casi que intacto su espeso color verde.

A cuidar los suelos

Según el IGAC, en Colombia se deben aplicar principalmente dos actividades para la conservación de los suelos: mantener a toda costa las coberturas vegetales y un elevado porcentaje de materia orgánica.

Para mantener la cobertura vegetal, que protege al disminuir su exposición a los rayos ultra violeta (lo que evita la evaporación del agua y la degradación de la materia orgánica del suelo), el IGAC recomienda realizar tres técnicas: siembra directa, silvo-agricultura y mulching.

La silvo-agricultura consiste en mantener las especies arbóreas combinadas con pastos o cultivos como hortalizas. Por su parte, la siembra directa evita la destrucción de la capa vegetal por efecto del laboreo del suelo, aumentando así la cantidad de materia orgánica y manteniendo la cobertura vegetal; y el mulching es una cobertura del suelo por medio de material vegetal seco.

“Es importante aplicar este tipo de técnicas en los suelos, pero ante todo se debe evitar la deforestación, las quemas, el uso de herbicidas y el laboreo excesivo. El 28 por ciento del país ya cuenta con suelos afectados por la agricultura y ganadería, o que están subutilizados, los cuales son los más vulnerables a padecer en la sequía. Estas áreas están ubicadas principalmente en la región Caribe y Andina, la Altillanura y el valle del río Cauca

La otra manera para proteger el suelo consiste en mantener un alto porcentaje de materia orgánica en el suelo, lo que permite aumentar la microporosidad y mantener la humedad.

Para el IGAC, esto se logra a través de la fertilización orgánica, los aportes de compost, gallinaza, porquinaza y cultivo de abonos verdes. Igualmente, se debe disminuir el aporte de abonos químicos, ya que generan gases de efecto invernadero, cuyo poder de calentamiento es 300 veces superior al del dióxido de carbono (CO2).

“Si se aumenta la cantidad de materia orgánica del suelo, incrementa la resiliencia (capacidad de resistencia del suelo a la sequía o a la escorrentía); la captura de carbono (que disminuye las emisiones de CO2). Contar con suelos de buena calidad es un pro para evitar el calentamiento global, ya que si cuentan con una capacidad alta para secuestrar el carbono representan un gran potencial de mitigación del cambio climático. Sin embargo, en Colombia actualmente la cantidad de carbono en el suelo o materia orgánica está en constante disminución por efecto del uso de agroquímicos, como fertilizantes y herbicidas”, puntualizó Nieto Escalante.

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