“No fue un delito común
fue un delito planificado para silenciar a un periodista que denunció
corrupción política…”, dijo el relator Especial de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, al referirse al asesinato del periodista Nelson Carvajal
Carvajal perpetrado en el municipio de Pitalito el 16 de abril de 1998.
La manifestación fue
hecha ayer en el juicio que adelanta la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, que recibió el proceso para determinar si el Estado colombiano tiene
responsabilidad en el crimen ocurrido cuando el comunicador salía de la escuela
Los Pinos donde era rector y docente, en el Valle de Laboyos.
Carvajal Carvajal,
quien trabajaba como director del noticiero ‘Momento Regional’ de la Emisora
Radio Sur en el Valle de Laboyos, había denunciado casos de corrupción, al
parecer, bajo el amparo de autoridades locales. “Toda la evidencia disponible y
el contexto donde actuaba indica que fue asesinado por su labor como periodista
de investigación de corrupción política…”, manifestó el relator de la CIDH.
La labor de periodista
investigativo de Carvajal fue ratificada en la audiencia por su hermana Judith
Carvajal, quien manifestó que con su muerte quedó solo el pueblo, las
comunidades vulnerables. “Nelson era un periodista investigativo, denunciaba la
corrupción administrativa, las injusticias sociales, estaba pendiente de
servirle a la comunidad. Perdió la familia, perdió la sociedad perdió el
pueblo, han ganado los que les gusta la corrupción”.
"Esto es un martirio"
La mujer, con voz
entrecortada, manifestó a los jueces de la CIDH que horas antes del asesinato
su hermano había manifestado al aire en la emisora que las personas que han
denunciado corrupción o irregularidades en la construcción de Prados de Las
Acacias han sido amenazadas de muerte. “Yo pensé por qué no dice ‘yo estoy
amenazado de muerte’. Él era el que denunciaba eso públicamente en la radio, el
denunciaba irregularidades de la parte administrativa, la compra de la finca El
Topacio”.
Judith manifestó que
días después del homicidio de su hermano, comenzó a recibir amenazas de muerte,
al parecer porque el día del crimen había manifestado que sabía quién lo había
mandado a asesinar. “Yo grité yo sí sé quién lo mató. A los cuatro días de
sepultarlo recibí llamadas en las que me decían ‘siga buscando quién lo mató y
terminara como él’”.
Añadió que las amenazas
se siguieron cuando comenzó a participar en el proceso de investigación con las
autoridades. “En mayo de 1998 salió un muchacho en la calle y me dijo siga
metiéndose a ver quiénes fueron y usted termina como su hermano, me mostró a otros
muchachos y les dijo: ‘ella es Judith’”.
La mujer le indicó a
los jueces de la CIDH que en enero de 1999 siguieron las llamadas
intimidatorias con el objetivo de infundirle miedo, temor. “Colocan una
grabación de un niño llorando, diciendo: ‘mami no me maté’”.
Sostuvo que la amenaza
más directa fue cuando un joven llegó a su casa al parecer con la intención de
asesinarla. “Fue una muchacha, llamó a la puerta a preguntar por mí, mi mamá me
fue a llamar, cuando yo iba a salir, entra corriendo mi hijo y me dice “mami no
salga porque en la puerta hay un muchacho que tiene una chaqueta y yo le he
visto que tiene una pistola”.
Aseguró que el joven se
fue cuando su hermana y un amigo salieron a verificar. “En el momento que
salieron miraron el muchacho, otro que había en una moto le dijo ‘hermano hoy
no se pudo, tocó otro día’”.
Judith expresó que a la
medida que se iba reabriendo el proceso los miembros de la familia eran
amenazados. “Del 2004 al 2005 mi hermana recibió amenazas, alguien se acercaba
y le decían cosas…del 2008 al 2010 amenazan a mi otra hermana y mi sobrina.
Esto ha sido un martirio, las amenazas han estado…”.
Sabían que lo iban a matar
“A Nelson lo mataron
pero a nosotros nos han hecho agonizar todo el tiempo…”, indicó su hermana al
manifestar que con su asesinato perdió la familia, perdió la sociedad perdió el
pueblo. “Han ganado los que les gusta la corrupción”.
La mujer sostuvo que se
reunió con dos guerrilleros de las Farc, quienes le aseguraron que la
subversión no fue la que mató a su hermano. “Ellos (los subversivos) tenían
alto cargo en la guerrilla, les pregunté si ellos como organización habían
asesinado a Nelson y me dicen que no, me dicen que no tenían nada contra él…que
admiraban a Nelson por los valores que tenía…”, señaló Judith.
Llorando manifestó que
quedó sorprendida al enterarse que una estudiante de la escuela donde trabajaba
su hermano al parecer sabía que lo iban a matar. “Una niña en la escuela dijo
“hay pobrecito al que iban a matar esta noche…eso me dolió”.
Aseguró que perdona a
los asesinos de su hermano Nelson. “A los que le quitaron la vida a mi hermano
que Dios los perdone, el dolor que nos han causado es muy grande, yo de mi
parte los perdono y no deseo que nadie les haga daño”.
Tomado de La Nación