La Historia secreta del “Depredador de los Guaduales”



En el municipio de Pitalito, por lo menos 7 mujeres fueron víctimas de un despiadado violador que tenía un patrón particular, les ofrecía el servicio de mototaxi y las desviaba del camino para llevarlas a dos lugares estratégicos en donde las abusaba, las golpeaba, les hurtaba sus pertenencias y luego las dejaba abandonadas a su suerte.
Los hechos comenzaron a suceder desde el mes de junio del 2016. Un día, llegó al Hospital San Antonio de Pitalito una menor de 17 años, la cual había sido brutalmente golpeada y abusada sexualmente.


La jovencita, procedente de la zona rural, manifestó en su denuncia que había salido de la vivienda en la que trabajaba como empleada para asistir a una cita de ortodoncia, cuando fue abordada por un hombre que le dijo que era mototaxista y que si quería le hacía la carrera hasta el centro.


Para ahorrarse algo de dinero, la joven accedió confiada al ofrecimiento del sujeto, quien en el trayecto le fue haciendo preguntas y descubrió que ella no conocía mucho la ciudad. El conductor al acecho, la esperó a que saliera de su cita y le ofreció nuevamente llevarla a la casa, pero se desvió por otro camino, manifestándole que la Policía de tránsito estaba más adelante haciendo partes y era mejor tomar un atajo para luego volver a la avenida porque no tenía documentos de la moto y no quería retrasarla.

Lo cierto es que este hombre condujo a la menor a un paraje solitario por la llamada zona industrial en la vía hacia San Agustín. Amenazándola con una arma de fuego la ingresó a la maleza y allí procedió abusar sexualmente de ella.

La adolescente, narra que nunca antes había tenido relaciones sexuales con nadie, y se resistió a la violación, pero el depredador la golpeó hasta el punto de hacerla perder el conocimiento. Cuando la indefensa adolescente despertó al otro día, se vio atada de manos con un lazo y sangre en el rostro. Desubicada, tardó varios minutos para lograr salir de entre la vegetación y pedir auxilio.

Las personas que la socorrieron la llevaron a la casa donde trabajaba y temerosa, sin decir nada se encerró en su cuarto para que nadie se diera cuenta de lo que le había sucedido. Los patrones notaron ese comportamiento extraño en ella y cuando le tocaron la puerta observaron su cara destrozada. En seguida la llevaron al hospital y fue allí donde se dieron cuenta que había sido víctima de abuso sexual.

En ese momento la menor víctima no tenía familiares cerca y fue dejada a cargo del Instituto de Bienestar Familiar.

El anterior, habría sido para las autoridades un hecho aislado, de no ser porque otros casos similares a este continuaron registrándose en el valle de laboyos hasta enero del 2017.

El olfato de los investigadores

Julián Ricardo Martínez Ossa, es investigador criminal de la Unidad de Responsabilidad Penal para Adolescentes de la Sijín de Pitalito. Al ir conociendo algunos de los casos de acceso carnal violento que venían sucediendo le llamó fuertemente la atención los relatos de las víctimas. Se percató entonces de que podrían estar relacionados.

“Se empezaron a presentar más casos de violación, por lo general cada 15 o 20 días, hasta el punto que logramos registrar 7 casos, en dos de ellos las víctimas llegaron hasta el hospital y luego se fueron por cuenta propia sin denunciar, ya sea por miedo o vergüenza. Pero todas mencionaban a un mototaxista que las llevaba a unos sitios donde las abusaba”, indicó el investigador Martínez.

Su inquietud se la compartió entonces a la fiscal de Infancia y Adolescencia, Sandra Milena Claros Ardila, quien puso en conocimiento de la situación al Director Seccional Huila de la Fiscalía, Justino Hernández.  La autoridad,  encargó la recopilación de todos los casos que habían llegado a las diferentes fiscalías de reparto de esa localidad y hacer un análisis de lo que sucedía. Fue así como en marzo de 2017, la fiscal Claros asumió la investigación.

Mientras tanto en Pitalito, el rumor de un mototaxista violador al acecho se extendió incluso a las redes sociales. ¿Quién era este depredador sexual que estaba generando terror y sensación de inseguridad en el municipio? Acertar la respuesta y cazarlo, se convirtió en una constante para los investigadores.

Comenzaron a armar ese rompecabezas revisando los casos recopilados que se registraron durante casi 7 meses, y notaron detalles similares que llamaron la atención del grupo de investigación. Así, empezaron a sacar patrones de conducta del agresor.
“Por ejemplo, que un día, él violaba en un paraje solitario por la zona industrial a tres minutos de la vía hacia San Agustín, y a los quince días él violaba en otro sitio poco poblado hacía a la salida a Timaná. Y luego volvía hacerlo otra vez por la vía a San Agustín, es decir, él no repetía sitio, se lo saltaba. Y esos sitios se habían vuelto su zona de confort”, mencionó la fiscal Sandra Claros.

El depredador, atacaba los fines de semana, regularmente entre las 5 de la tarde y 8 de la noche.

El paso a seguir era hacer un análisis de las mujeres abusadas para saber qué tipo de víctimas eran. Los investigadores notaron que más de la mitad de ellas eran de procedencia campesina.

“Por regla general el abusador sexual serial es una persona inteligente, maneja una estrategia, busca la víctima, la analiza. Este agresor buscaba mujeres jóvenes de entre 18 y 25 años que fueran como de zonas rurales, sin mucha formación académica, que se pudieran confiar, de pelo largo, tranquilas, sumisas, que no lo fueran a denunciar, o buscaba mujeres que él se imaginaba eran trabajadoras sexuales y que al abusarlas y ellas poner la denuncia pues no les creyeran mucho”, explica la señora fiscal.

El modus operandi

Este monstruo abordaba a sus víctimas en lugares donde no era muy frecuente el transporte público y les ofrecía el servicio. Usaba dos motocicletas diferentes, cargaba botas, plástico para la lluvia, simulando ser un mototaxista cualquiera.

Otra de las víctimas, cuenta que ese día no desconfió de él porque vio cuando descargó cerca del Batallón del Ejército una carrera y le cancelaron 5 mil pesos. La joven, quien estaba con un par de meses de embarazo había salido de la unidad militar de visitar a su novio soldado y se dirigía vía a Bruselas. Sin mayor temor, se subió a la moto del depredador y minutos más tarde éste la envolvió en su trama de mototaxista sin papeles. Rápidamente la llevó a uno de sus “nidos” y la accedió carnalmente. Aunque la fémina luchó para no dejarse, el individuo la golpeó sin compasión.

Las entrevistas forenses que los sicólogos y la trabajadora social de la unidad del CTI de la Fiscalía de Pitalito se encargaron de realizar a cada una de las víctimas, permitieron a los investigadores hacer el análisis comparativo de los casos.
Detallaron que la rutina se repetía. Una vez las víctimas abordaban la moto, en cuestión de segundos se desviaba de la carretera y las conducía hacia uno de estos sitios que en día puede parecer un lindo paisaje, pero que en la noche se transformaba en un lugar de horror. Amenazándolas con arma cortopunzante o arma de fuego,  adentraba a las mujeres a una vegetación, las perdía entre paredes de guaduales y las humillaba, las sometía a su apetito sexual por dos y hasta tres horas. No contento con accederlas carnalmente, les propinaba puños y cachetadas si trataban de defenderse, dejándolas en estado de indefensión. También se quedaba con dinero, bolsos y demás objetos como aretes, relojes y celulares que ellas llevaban.

El investigador Martínez, tuvo la posibilidad de buscar algunas de estas mujeres que habían denunciado el abuso y entrevistarse con ellas para lograr algún dato más que le permitiera llegar al culpable. Lo describían como un hombre de aspecto campesino, robusto, que no le importaba mostrar su rostro.

Así mismo, la fiscal de Infancia y Adolescencia solicitó a la Dijin una inspección al lugar de los hechos así como la reconstrucción de los mismos. Dos de las víctimas decidieron colaborar, y con el dolor que esto les producía, recorrieron paso a paso el trayecto que les hizo su victimario narrando cómo fueron esos desgarradores instantes.
“Este tipo de agresores sexuales, de seguir realizando este tipo de prácticas hubiera terminado en homicidio. Es solo ver el avance de él. Entre más confort tenga ya va a cambiar de un delito a otro. Es posible que él haya empezado con actos sexuales, después con acceso y ya iba por homicidio como por poco sucede con una de sus víctimas a quien la golpeó brutalmente”, manifiesta la Fiscal.

Había que actuar, los investigadores tenían un cazador que andaba suelto y continuaría atacando, un modus operandi y víctimas pidiendo justicia. ¿Qué estrategia utilizaron las autoridades para cerrarle el cerco a esta bestia? Espere mañana la segunda parte de esta historia.

Tomado de La NACIÓN Neiva 

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