Huilense fue envenenado, apuñalado, empalado, asesinado y arrojado a un río por su pareja


Rubén, fue empalado en estado de indefensión hasta que falleció; su familia, en Aipe, tardó 12 días en recuperar el cuerpo. La pandemia de la violencia intrafamiliar continúa cobrando vidas en Colombia.

‘Mónica’, alertó a la familia de Rubén Darío Duque acerca de un posible incidente en los alrededores del río Tunjuelito, en Bosa, en el sur de Bogotá. Su excompañero  sentimental llevaba días desaparecido, y sus seres queridos lo estaban buscando desesperadamente a modo remoto desde Aipe. Esta es la historia macabra que enlutó a familias en Quindío, Huila y Cundinamarca.

Yendi Paola Guzmán Marín, o ‘Mónica’, y Rubén llevaron una relación amorosa durante más de diez años, cuatro de estos los vivieron en Aipe donde tuvieron dos hijos, y luego se trasladaron a Bogotá. La familia de Rubén asegura que la relación había terminado hacía más de mes y medio, y que fue algo muy tormentoso.

En marzo, el joven de 27 años de edad se mudó solo a un apartamento donde no duró más de un mes. Debió cambiar de vivienda nuevamente el jueves 9 de abril, por los constantes escándalos que le armaba ‘Mónica’, contó su hermana, Diana.

En plena Semana Santa, Rubén optó por compartir casa con una amiga. Y para la noche del Viernes Santo estuvieron compartiendo unas cervezas acompañados de varios amigos. Estaba decidido a vivir solo, y para la familia esta sería una de las razones de la conducta de ‘Mónica’.

 “Ella llegaba a pelearle a donde estuviera con los amigos, a insultarle, muchas veces lo amenazó diciéndole que si no era de ella, no era de nadie. Ese día también lo hizo.  Llegó, departieron bebidas y terminaron discutiendo, se pegaron, aruñaron… ella le volvió a decir que si no era de ella no sería de nadie. Pero al final arreglaron los problemas, tuvieron intimidad y amanecieron los dos”, contó Diana.

A tempranas horas del sábado ‘Mónica’ se fue a su casa. El Domingo de Pascua le llamó de urgencia,  para que fuera a hasta su residencia; eso fue lo último que se supo del joven.

Cuenta Luz Adriana, madre de Rubén, que hacia el mediodía éste la llamó y le comentó lo que había pasado.

“Me dijo ‘mami, mire que estuve peleando con ‘Mónica’, me agarró, aruñó’, yo le dije ‘hijo, ¿por qué no se abre de esa mujer? Busque otro camino’. Me contó que en la tarde iba a hacerle cortar el cabello al niño”.  También le prometió una llamada en horas de la noche, que nunca llegó.

“Eso fue lo último que me dijo… luego ya no me llamó, al otro día tampoco y yo le marcaba y nada”, lamentó.

El lunes en la mañana desde el whatsapp de Rubén alguien contestó algunos mensajes a sus hermanas, con palabras cortantes dijo que estaba bien, pero no respondió llamadas. Eso causó intriga en la familia, que se caracteriza por ser cariñosa, y fue el punto de partida para emprender la búsqueda; se contactaron con amigos cercanos, pero todos coincidían en que su expareja era la última que lo había visto.

Las señales 

Conforme pasaban las horas, la angustia se hacía más grande. El martes ‘Mónica’ llamó a Luz Adriana y a Diana manifestando estar preocupada por Rubén, a quien no veía, supuestamente, desde el sábado. También les solicitó dinero para buscarlo, realizar recargas y movilizarse por la ciudad. Eso atizó las preocupaciones.

 “Nos contó lo de la discusión, pero que después de eso no lo había vuelto a ver y que habían quedado bien. Yo le dije que lo fuera a preguntar a los hospitales y a la Policía, por si de pronto había tenido un problema y lo habían agarrado. Sin embargo, ella me salía con evasivas de que no estaban trabajando, que no tenía pico y género, y que había que esperar las 36 horas”.

Para el miércoles al mediodía Diana, en secreto, se encontraba poniendo la denuncia de desaparición de su hermano. Detalló la ropa que, según lo que le había comentado ‘Mónica’, estaba utilizando la última vez le vio y sus 10 tatuajes.

El jueves las evasivas continuaron y para el vienes, ‘Mónica’ solicitó nuevamente dinero para recargar el celular y poner la denuncia. “Yo se la di, para ver si era verdad que la haría. Yo sabía que mi denuncia ya aparecía, así que yo me iba a enterar. Entonces sí, al rato me llamó muy brava, preguntando que yo por qué había hecho eso”, contó Diana.

Después de ello, Diana se dispuso a revisar minuciosamente las conversaciones en whatsaap que había tenido con su excuñada. Encontró que en un mensaje le decía: “¿Qué tal que su hermano lo hayan puñaleado y lo hayan tirado al caño? Porque como donde él vivía, pasa el río Tunjuelo…”. Y dudó más.

Diana le propuso entonces, que fuera personalmente al río a buscarlo. “Le dije que para nosotros, por la cuarentena, por más que quisiéramos era imposible que viajáramos hasta allá a buscarlo, que nos ayudara…”.

Mientras la familia seguía indagando en modo remoto, Diana recibió el reporte de las autoridades sobre el hallazgo un cadáver sobre el caño de Ciudad Verde, el sábado 18 de abril. De inmediato se puso en contacto con su excuñada. “Yo le dije, ‘Mónica’, necesito que vaya y mire si ese es mi hermano. Ella se quedó callada. Y al rato dijo ‘yo le dije a su hermano que no estuviera por allá, que no metiera vicio’, yo le dije que no me interesaba más, solo que fuera a mirar. Ya él iba a completar una semana de desaparecido”.

 Los hechos

El cadáver sí era de Rubén, pero su familia pudo recuperarlo solo hasta el 24 de abril. Diana llegó a Bogotá cargada de evidencias, que recolectó durante toda la semana. “Yo me fui con la mentalidad de que tocaba agarrar a las personas que le habían hecho eso a mi hermano, porque todos nos decían que parecía un crimen pasional”, precisó. Días después, la situación se fue aclarando.

El pasado 5 de mayo, un fiscal de la Seccional Cundinamarca logró que un juez de control de garantías impusiera medida de aseguramiento en la cárcel El Buen Pastor de Bogotá en contra de Yendi Paola Guzmán Marín, como presunta responsable del delito de homicidio agravado. Al tiempo, también se conocieron más detalles de los hechos.

El 12 de abril en Bosa, la hoy procesada de 29 años de edad citó en su vivienda a la víctima para que visitara a sus hijos. La mujer al parecer le suministró varias dosis de medicamentos para dormir a su expareja, pero al ver que estas no le producían ningún efecto, se presume que mezcló raticida en alimentos para dejarlo en estado de indefensión.

Al ver a la víctima debilitada, Guzmán Marín habría atacado con arma blanca produciéndole varias heridas de gravedad. Acto seguido, desnudó al hombre y al parecer lo empaló hasta causarle la muerte. Posteriormente, cuenta la investigación de la Fiscalía, el cadáver fue escondido entre una caneca y luego trasladado en un taxi hasta el río Tunjuelito en el mismo sector, al que habría sido lanzado con el fin de desaparecer las pruebas.

Entretanto, al ser llamada a rendir declaración libre, Yendi Paola Guzmán Marín habría entrado en contradicciones que levantaron sospechas en su contra, por lo que se solicitó a un juez la autorización para intervenir las líneas telefónicas.

Al mismo tiempo, el CTI de Cundinamarca allanó la vivienda de la presunta homicida y realizó la inspección de paredes y pisos con luces forenses, las cuales revelaron manchas que dieron positivo para sangre y de las cuales se espera el resultado de los análisis en los próximos días.

Finalmente, con base en las conversaciones interceptadas por la Fiscalía, se evidenció la posible culpabilidad de la indiciada, ya que en una de ellas le confiesa a una persona cercana la manera cómo cometió el crimen.

En consecuencia, el juez de garantías de Soacha (Cundinamarca), al cotejar los elementos materiales de prueba dados por el ente acusador, ordenó la inmediata privación de la libertad de la mujer en centro carcelario.

Sin embargo, la familia de Rubén Andrade presume que ‘Mónica’ cometió el delito con ayuda de otra persona. Ahora, se encuentran buscando los demás responsables.

Los niños

Rubén, conoció a ‘Mónica’ cuando tenía 15 años de edad. La mujer tiene cuatro hijos, dos de estos con la víctima.  Sus niños permanecen con la abuela materna, a la espera de que regresen sus padres.

Rubén creció en el barrio José Eustasio Rivera en Neiva. Cuando tenía 9 años de edad, su madre se mudó a Armenia, Quindío. Y su padre a Aipe, con quien decidió quedarse. Luz Adriana, hacía 5 años no lo abrazaba. El pasado 24 de abril le dio el último adiós en Aipe, logró viajar dado su caso de fuerza mayor.

“Nunca me gustó esa mujer, cuando él murió fue que me enteré que ella tenía otro nombre”, dijo Luz Adriana.

La familia de Rubén está tramitando papeles para lograr quedarse con la custodia de los dos niños, que permanecen en Bogotá; se presume que en la misma vivienda donde murió su padre.

Tomado de La Nación
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