Un amargo momento vivió el fundador de Facebook y uno de los hombres más ricos del mundo en su breve paso por Bogotá, pues no fue posible su encuentro a primera hora de esta mañana con 16 empresarios colombianos debido a las estrictas normas del club en el que se realizaría la reunión.
Zuckerberg, de 30 años y con una fortuna calculada en más de 33.000 millones de dólares, no pudo ocultar su malestar al serle prohibido el acceso al club. La razón: el empresario jamás usa corbata, lo cual va en contra de las reglas de El Nogal.
De nada sirvió la intermediación de los organizadores del encuentro, el celador se mantuvo firme en su determinación. “Yo con mucho gusto le colaboraba, ¿pero no ve que ahí al que friegan es a mí?”, fue la respuesta del encargado de la seguridad a la entrada.
“Tenemos a disposición de todos nuestros visitantes el servicio de préstamo de saco y corbata, pero el doctor Mark se negó a aceptar una, ahí si se nos sale de las manos”, dijo Adriana Restrepo, administradora del club. “La corbata no es un capricho, imagínese usted que dejáramos entrar a los socios vestidos de cualquier manera, no podríamos diferenciarlos de la servidumbre”, agregó al consultársele el origen de la medida.
Pese a los esfuerzos de la traductora, no fue posible explicarle al creador de la red social más importante del mundo por qué en Bogotá se necesita usar corbata para mostrar solvencia económica. Tampoco entendió por qué le decían “doctor Mark”, si ni siquiera concluyó sus estudios en Harvard. Visiblemente molesto, Zuckerberg se retiró del lugar con las manos en la cabeza y murmurando palabras incomprensibles.
Zuckerberg vino a Bogotá a presentar su iniciativa internet.org, que busca llevar internet a zonas de difícil acceso. Una tarea tal vez menos difícil que entrar al club El Nogal sin corbata.
Zuckerberg, de 30 años y con una fortuna calculada en más de 33.000 millones de dólares, no pudo ocultar su malestar al serle prohibido el acceso al club. La razón: el empresario jamás usa corbata, lo cual va en contra de las reglas de El Nogal.
De nada sirvió la intermediación de los organizadores del encuentro, el celador se mantuvo firme en su determinación. “Yo con mucho gusto le colaboraba, ¿pero no ve que ahí al que friegan es a mí?”, fue la respuesta del encargado de la seguridad a la entrada.
“Tenemos a disposición de todos nuestros visitantes el servicio de préstamo de saco y corbata, pero el doctor Mark se negó a aceptar una, ahí si se nos sale de las manos”, dijo Adriana Restrepo, administradora del club. “La corbata no es un capricho, imagínese usted que dejáramos entrar a los socios vestidos de cualquier manera, no podríamos diferenciarlos de la servidumbre”, agregó al consultársele el origen de la medida.
Pese a los esfuerzos de la traductora, no fue posible explicarle al creador de la red social más importante del mundo por qué en Bogotá se necesita usar corbata para mostrar solvencia económica. Tampoco entendió por qué le decían “doctor Mark”, si ni siquiera concluyó sus estudios en Harvard. Visiblemente molesto, Zuckerberg se retiró del lugar con las manos en la cabeza y murmurando palabras incomprensibles.
Zuckerberg vino a Bogotá a presentar su iniciativa internet.org, que busca llevar internet a zonas de difícil acceso. Una tarea tal vez menos difícil que entrar al club El Nogal sin corbata.
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