El expresidente Álvaro Uribe emitió un documento en el que hace un análisis sobre retos que tiene Biden como nuevo jefe de Estado, en donde se destaca la relación que según el exmandatario, debe tener con Venezuela, este documento generó toda clase de reacciones entre ellas una de caracol radio que por medio de parodia calificó de esta forma la expresión del expresidente:
Este es el
análisis del expresidente y jefe natural del Centro Democrático, partido base
de la coalición:
Algunos
retos que esperan al presidente Biden
El
presidente Biden fue fundamental en el Senado para la aprobación del Plan
Colombia, impulsado por el Embajador Luís Alberto Moreno y acordado por
administraciones Clinton y Pastrana.
El Plan
Colombia mostró una utilidad irreemplazable en la lucha contra el
narcoterrorismo, fue el soporte para el magnífico apoyo recibido del presidente
Bush y que la administración Obama continuó hasta 2012. En este año el Gobierno
de Colombia, aburrido por el éxito de
haber
logrado bajar a 42 mil hectáreas, récord de reducción, cambió toda la política
para complacer al grupo terrorista Farc y empezó la cuenta de regreso que llevó
a más de 200 mil hectáreas que volvieron a mostrar más de mil toneladas del
alcaloide.
Sin el apoyo
de los Estados Unidos y del delegado Aronson, la firma con la Farc habría sido
diferente. Cuando el No ganó el plebiscito, los Estados Unidos, con la
autoridad de haber sustentado el acuerdo de La Habana, pudieron jugar un papel
para el pacto nacional que propusimos, pero no lo hicieron. Se consumó la
impunidad total que en nombre de la Paz ha traído más violencia auspiciada por
el narcotráfico.
La ayuda del
nuevo Gobierno norteamericano será esencial para que el Presidente Duque pueda
remontar los obstáculos heredados y avanzar eficazmente en la eliminación del
narcoterrorismo. La eliminación de la droga, de la mano del cuidado remunerado
de la selva, la Amazonía, por ejemplo, es un imperativo que requiere todo el
apoyo del Gobierno Biden.
Venezuela:
Mientras
tanto la tiranía de Venezuela se ha estabilizado a pesar de las severas
sanciones impuestas por el presidente Trump. Un factor de esa estabilidad es la
financiación del narcotráfico y el apoyo de los grupos terroristas de Colombia.
La amenaza
de Maduro es la más cercana que ha tenido los Estados Unidos después de la
crisis de los misiles con la Unión Soviética. Esta fue durante la guerra fría
un desafío de ataque convencional. Maduro hospeda a terroristas de diferente
tipo, todos declarados
enemigos de
los Estados Unidos. El régimen tiránico toma el diálogo como un juego para
reforzarse. El cambio de Maduro por otra figura no derogaría el régimen. Sin
libertades democráticas y sin reglas nuevas de confianza a la iniciativa
privada, Venezuela seguirá con más miseria y más riesgo para Colombia y los
Estados Unidos.
Corea:
La política
del presidente Trump de diálogo directo y retirada, pareció disuadir a Corea
del Norte de la aventura nuclear, sin embargo, las recientes noticias de
ensayos de misiles de largo alcance prenden de nuevo las alarmas sobre este
país.
El Medio
Oriente:
Aunque Siria
produce menos noticias da la impresión de una muerte humanitaria prolongada por
inanición.
Ojalá los
acuerdos de los Emiratos Árabes y Bahréin con Israel contribuyan a una paz
definitiva con Palestina.
No puede
ignorarse el riesgo social y económico para algunos países árabes en la medida
que avance la sustitución del petróleo.
América
Latina:
En América
Latina la pandemia hará perder mínimo 10 años de reducción de pobreza. Los
países han aumentado mucho su endeudamiento, también los requerimientos de
nuevos créditos y ven menos posibilidades de obtenerlos.
Aquellos
países que acuden a los mercados enfrentarán la cautela de los prestamistas y
las alarmas de los calificadores del riesgo. No se sabe si China mantendrá o
expandirá su cartera en la región. Los bancos locales y sub regionales son
pequeños frente al desafío. Brasil con su banco de desarrollo puede mirar más a
la región. Seguramente Chile y Colombia algo se protegerán con los fondos de
pensiones.
Será crucial
el papel de los Estados Unidos en el Banco Mundial, BM, vinculado al Fondo
Monetario, FMI, y en el Banco Interamericano, BID. En este último Estados
Unidos tiene el 30% (aproximado) de las acciones y fue definitivo en la
capitalización de 2010, todavía en nuestro Gobierno. El BID desembolsó entre
préstamos e inversiones más de 16 mil millones de dólares en 2019. Este año,
por los efectos económicos de la pandemia, se aproxima a 22 mil millones, al
sumar los dos rubros. Sin embargo, esta cifra no será
sostenible
por el nivel de su capital y la rebaja de la calificación a muchos países. ¡Qué
reto tan difícil y necesario la nueva capitalización!
En el BM los
Estados Unidos tienen la mayor votación y poder de veto. Este año ha
distribuido más de 4500 millones de dólares entre América Latina y el Caribe.
Todo indica
que la emisión de títulos de nuestros países al acudir al mercado financiero,
es mayor que los desembolsos de las multilaterales, lo cual es insostenible.
El liderazgo
de los Estados Unidos en ambos bancos será apremiante porque muchos de nuestros
países no tienen fuentes diferentes de crédito, especialmente en la coyuntura.
En cuanto a subir impuestos, algunos podrán hacerlo sobre los sectores más
pudientes, sin excesos que frenen la iniciativa privada.
La conexión
entre pobreza y migración a los Estados Unidos indica que a más atención social
en la región menos presión para ingresar a los Estados Unidos.
La deuda de
los Estados Unidos:
La deuda de
los Estados Unidos en 2012 era aproximada al 74% del PIB. En 2021 excederá el
tamaño de su producto. Su condición de prestamista y prestatario por el dólar,
su moneda, no deja de crear preocupaciones. La necesidad de recuperación
económica, que muestra mucha velocidad, también regulará el espacio para subir
impuestos. Estos temas incidirán en el papel de los Estados Unidos en los
organismos multilaterales para ayudar a enfrentar la pobreza en América Latina.
El
presidente Biden ha sido miembro descollante de la coalición bipartidista
frente a Colombia
Las fuentes
energéticas:
Los Estados
Unidos han superado su dependencia de importadores de combustibles. El fracking
ha contribuido a ello, pero el reto, independiente de posturas políticas, es
encontrar cómo hacerlo sin contaminar aguas y sin crear riesgos de
inestabilidad en los suelos. Muchos países observan esa evolución.
Las mayores
reservas de carbón parecen una reliquia allá y en Colombia, a no ser que la
tecnología avance para generar energía con captura total de residuos,
expectativa que se crea con el procedimiento “ultra crítico”, en desarrollo.
La energía
eólica y la solar han pasado en pocos años del 1% al más del 7.2% de la canasta
energética. En Colombia, el Presidente Duque dejará en estas fuentes renovables
aproximadamente el 14% de la oferta total, gran ejemplo.
La
educación:
Hay 4
universidades de los Estados Unidos que en algunas mediciones se destacan entre
las primeras 10 del mundo.
Sin embargo,
es muy intenso el debate sobre la accesibilidad universitaria y la calidad en
educación primaria y secundaria. El futuro constitucional de Chile abre
interrogantes sobre el grado de preponderancia estatal. En Colombia la función
muy elevada del Estado ha creado sindicatos privados, guiados por la ideología
más que por la ciencia.
La salud:
Estados
Unidos gasta el 15% del producto en salud, Colombia el 7%, allá el gasto per
cápita es de 10 mil dólares, aquí difícilmente pasa de 500. Aquí hay grandes
avances de solidaridad en el texto legal. En Estados Unidos sigue la discusión
sobre el papel del Estado, tanto en la financiación como en la prestación del
servicio.
Hoy la
angustia es la pandemia y su relación con la economía. Un ejemplo en patentes e
investigación:
Los retos de
los Estados Unidos son muchos y las ventajas también. Por ejemplo, conservan su
liderazgo en solicitudes de patentes en los mercados de exportación.
La coalición
bipartidista es necesaria:
El
presidente Biden ha sido miembro descollante de la coalición bipartidista
frente a Colombia. Hay que fortalecerla. Que haya todo el respeto de aquí para allá,
del cual el Presidente Duque da ejemplo. Y que en los Estados Unidos también
escuchen a quienes piensan diferente del pacto con Farc.